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 sábado, 21 de octubre de 2006  
Kirchner acusó a los sindicalistas por la feroz pelea de San Vicente
Trató de irresponsables a los organizadores. Solá habló de "faloperos" y Fernández dice que todo estaba armado

El presidente Néstor Kirchner acusó ayer por primera vez al sindicalismo por los violentos incidentes ocurridos en la quinta de San Vicente al mencionar la "irresponsabilidad" de los organizadores de un acto que "avergüenza a todos los argentinos".

"El general Perón no merecía semejante irresponsabilidad de los que hicieron un acto que nos avergüenza a todos los argentinos, como tampoco lo merecen los trabajadores", afirmó. Luego advirtió que los ciudadanos están "hartos y cansados de ver pelear a dirigentes".

El presidente aludió así a los enfrentamientos del 17 de octubre en San Vicente durante un discurso pronunciado en la localidad pampeana de Trenel. Fue la primera oportunidad en la que aludió a la responsabilidad de los organizadores sindicales del acto.

"Que nunca más las cámaras de televisión vean a los argentinos disputarse con violencia, sean del partido que sean, el traslado de un gran hombre, un gran dirigente, a su destino final".

El jefe del Estado argumentó que esos episodios se repiten porque "todavía se producen arrebatos de este infierno que no nos quiere dejar salir".

Los conceptos del presidente fueron los primeros en atribuir responsabilidades a los dirigentes sindicales que disputaron con balas, palos y piedras un espacio cercano al mausoleo donde fue depositado el cuerpo de Perón.

Luego del acto en La Pampa Kirchner se trasladó al partido de Ezeiza, donde compartió un acto con el gobernador Felipe Solá. Allí volvió a referirse al bochorno de San Vicente. "Cada vez que alguien quiere perturbar la paz es porque no quiere que las cosas cambien", dijo.

Cuando hablaba el gobernador bonaerense Felipe Solá, que precedió al primer mandatario en el uso de la palabra, se registró en el palco un ostensible desplazamiento de la custodia tanto del jefe del Estado como de la senadora Cristina Fernández.

Se supo después que entre el público se había registrado un incidente entre dos barras antagónicas que no pasó a mayores.

En su breve mensaje, Kirchner hizo mención a los dos temas que más preocupan: los graves sucesos de San Vicente y la desaparición de Julio López, hechos que volvió a calificar de "no casuales".

Pero la expresión más dura respecto de la trifulca del 17 de octubre fue de Solá: "No habrá patria libre con asesinos sueltos, si no terminamos con los patoteros, los faloperos, que cobran sueldos y que tienen revólveres en actos políticos, en las canchas y en los recitales, que se quieren llevar todo por delante".

Cuando le preguntaron por qué había aludido a la presencia de "faloperos", Solá amplió que en los incidentes de San Vicente había personas que "daban y recibían unos garrotazos tremendos y se levantaban como si nada".


Conspirativos
Por otra parte, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, volvió ayer a abonar la teoría de la conspiración contra Kirchner al sostener que los enfrentamientos fueron "armados" por sectores desplazados, entre los que incluyó al "duhaldismo residual".

"No tengo dudas que esto fue montado, llevado a cabo con la concreta realidad y situación que el presidente no estuviera presente o que, eventualmente, el presidente hubiera llegado y que fuera destinatario de estas bullas", dijo el ministro.

En este caso, la encargada de responder fue la senadora Hilda Chiche Duhalde, quien advirtió que Kirchner "parece que tuviera miedo a enfrentar las realidades" y de "hacerse cargo de las cosas que suceden en el país".

La esposa del ex presidente Duhalde opinó que el jefe del Estado tiene "un discurso esquizofrénico".

La legisladora evaluó que los graves incidentes del martes fueron fruto de "un enfrentamiento entre dos sindicatos", pero no consideró que hubieran surgido de una intención "conspirativa", como denunció Kirchner el día siguiente de los hechos.

Según la senadora, "cuando pasan estas cosas los dirigentes tenemos que hacernos responsables de lo que sucede y decir «este grupo se escapó de mis manos, este grupo tiene que ser sancionado», y no mirar para otro lado, no borrarse".
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El presidente atacó a los organizadores gremiales.

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