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 domingo, 15 de octubre de 2006  
Sobre gustos: Delia Crochet

Delia Crochet nació en Rosario en 1947, aunque vivió su infancia y su adolescencia en Totoras. Criada en una familia de comerciantes, se inició como lectora en una biblioteca pública que estaba a la vuelta de su casa. Desde 1966 reside en Rosario. "Trabajé, formé una familia y después, solo después, empecé a escribir". Con "Bajo la quieta luz de un farol" (Editorial Municipal de Rosario, 1999) ganó el primer premio en el concurso de relatos Manuel Musto. El sello Alción, de Córdoba, anuncia la próxima aparición de otro libro de cuentos, "Decir ahora".

-¿Qué guardás en tu mesita de luz?

-Guardo objetos inútiles, monedas antiguas, estampillas, detalles de la infancia de los que no puedo desprenderme y que me acompañan como talismanes, junto a los dientes de leche de mis hijos. Mi mesita de luz es discreta y profunda. Vela mis sueños y acepta complacida los libros que dejo junto a una lámpara.

-¿Cuál es tu personaje de ficción preferido?

-El humillado Alférez Kasda ante una justicia oculta e inexorable en "Apuesta al amanecer" de Arthur Schnitzler. Lázár llorando por la pobre humanidad en el puente sobre el Danubio que separaba Buda y Pest cargado de explosivos en "La mujer justa" de Sandor Márai, Karenina con su maletín rojo escrutando el hueco oscuro de las vías del tren, y la pobre Bovary, y Hans Castorp, etcétera.

-¿Qué cuento le contarías a un chico para hacerlo dormir?

-Le contaría una fábula, un cuento de hadas, o algo de las "Mil y una noches".

-¿Qué lugar te gusta de la ciudad y por qué?

-Me conmueve el modo silencioso con que, taciturna, la ciudad antigua cede a lo nuevo que la arrasa, despiadado como un conquistador. Me gusta el sosiego de las calles arboladas a la vuelta de alguna arteria importante. Su memoria de trenes y de barcos, la vocinglería de los pájaros al amanecer.

-¿Qué es lo que más extrañás de la infancia?

-La posesión de la calle, la puerta de mi casa, reseca y gris pero por dentro suave al tacto, de color avellana y con picaporte inglés, el ajetreo de los colonos por el pueblo, la sensación de vivir en una auténtica comunidad.

-¿Qué necesitás para ponerte a escribir o trabajar sobre una historia?

-Cierto aislamiento, un café, la ventana abierta para dejar ir la mirada de tanto en tanto, y una disponibilidad absoluta.

-¿Cómo se llamaría el libro que contara tu vida?

-Edgar Allan Poe escribió que si alguien quisiera hacerlo, la obra debería llamarse "Mi corazón al desnudo", pero que nadie se atrevería, porque el papel ardería al contacto de la ígnea pluma.
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