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domingo,
15 de
octubre de
2006 |
Narváez ganó por puntos y retuvo el título mosca de la OMB
En la peor versión que se recuerde de su reinado, el chubutense Omar Narváez (50,750) retuvo anoche el título mundial mosca OMB al imponerse por puntos en fallo unánime al colombiano Walterto Ramos (50,700) en la pelea estelar de la velada que se desarrolló en el Luna Park.
Narváez concretó de este modo la novena defensa exitosa de su corona, por lo que igualó el récord de los también argentinos Pascual Pérez y Santos Laciar.
Para DyN el chubutense ganó por 115-113 y para los jurados prevaleció por 115-111, 117-109 y 115-112.
La velada formó parte de un homenaje para el recordado ex campeón mundial Nicolino Locche.
El combate fue bastante parejo, por un lado, porque la producción de Narváez fue deslucida y, por otro, porque Ramos demostró ser mejor de lo esperado.
Al retador se lo vio guapo y conocedor del oficio, aunque recurrió con frecuencia a las infracciones, motivo por el cual le descontaron un punto en el octavo asalto. Eso ocurrió por reiteración de golpes bajos.
Narváez obtuvo ventajas en las primeras vueltas, pero de ninguna manera lo suyo fue un monólogo o se pareció a una producción del nivel que alcanzó en otras de sus presentaciones en el mítico escenario porteño.
Al campeón se lo vio lento, irresoluto, cansado, desconocido. Es más, terminó con el pómulo y el arco superciliar izquierdo muy inflamados.
A partir del sexto capítulo Narváez tuvo dificultades para administrar sus energías, probablemente como consecuencia de la mano precisa que el retador le aplicó de lleno sobre su nariz.
Dio la impresión de que Narváez estuvo mal entrenado y subestimó a un rival al que permitió agrandarse.
Es más, el colombiano había prevalecido en el segundo episodio y desde el sexto comenzó a reducir la ventaja que llevaba el pequeño monarca.
El colombiano sacó bien los directos y los ascendentes y así sorprendió a Narváez.
A Narváez se lo vio sin la continuidad que se le apreció en otras peleas y sin la movilidad que se requiere para afrontar una velada en la que se expone un título.
El noveno asalto venía parejo hasta que sobre el final Narváez metió un ascendente de derecha y derribó a su rival, quien se levantó inmediantamente, por lo que dio la impresión de haber estado mal parado.
En los últimos rounds el sureño siguió sin ponerlo freno al aspirante, porque le faltó convicción, es decir no mostró sus habituales virtudes.
En definitiva el chubutense venció de un modo apretado, pero indiscutible. Tendrá que recuperar su nivel si pretende meterse en la lucha por unificación de coronas. (DYN)
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