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domingo,
15 de
octubre de
2006 |
Argentino, a la deriva
Perdió 1 a 0 ante San Miguel y sumó su tercer traspié consecutivo
Elbio Evangeliste / La Capital
La agitada marea que está acorralando a Argentino se traduce en malos resultados. Las directivas que el Puma Rodríguez pregona no encuentran eco de las líneas hacia adentro y con cada derrota los males realzan su brillo. Lo de ayer fue un nuevo paso atrás, pese a que el equipo mostró una mayor actitud, especialmente en el primer tiempo. Pero está claro que con eso no alcanza y por eso San Miguel, con la contundencia como estandarte (llegó una sola vez con claridad y la aprovechó), se adueñó del festejo.
La marcha deslucida del salaíto podría resumirse a un solo dato: San Miguel hacía un año y un mes que no ganaba en condición de visitante (3-2 a San Martín de Burzaco, el 26 de septiembre de 2005). Lo más triste de la historia es que Argentino colaboró en demasía para que ello sucediera.
La evidente falta de gol (el último tanto albo lo convirtió Stagnari en la victoria ante Cañuelas, hace cinco fechas) ayer gozó de un nuevo capítulo y allí es donde radica el gran punto analítico.
Muy lejos estuvo Argentino de desplegar un fútbol de alto vuelo, pero al menos le metió una enjundia que se tradujo en llegadas, muchas de ellas muy claras. La lentitud de Luna para patear al arco al minuto de juego, el zurdazo de Chacón que se fue alto (21'), el disparo nuevamente de Chacón que Agüero salvó sobre la línea (22'), el cabezazo de Palma de cara al arco que dio en el travesaño previo desvío de Fornillo tras una gran habilitación de Luna (32'), pudieron hacer que la historia fuera distinta. Ninguna pudo ser.
La conjunción de la malaria en la definición y al factura que comenzó a pasar el achaque físico terminó siendo letal. Cada vez costaba más llegar con claridad al arco visitante y las veces que se lograba se hacía sin demasiado juego asociado (Darío Cabrol estuvo nuevamente en el banco y no ingresó).
Los pelotazos y corridas desesperadas no colaboraron en absoluto, cosa que sí sucedió en el arco de Andrada cuando primero Melillo se quedó clavado y después Inza no pudo frenar la carrera de Ríos que terminó en el único gol de la tarde.
Argentino nunca jugó del todo bien en lo que va del torneo, incluso mientras Tschudy estuvo al mando, pero el cambio parece potenciar todos los males. Y la realidad es dura. Tres derrotas consecutivas y 372 minutos sin convertir hablan de un equipo que marcha a la deriva.
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