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domingo,
15 de
octubre de
2006 |
Reflexiones
Papá: ¿me llevás?
Carlos Duclós / La Capital
El Día de la Madre conmovió los bolsillos de algunos líderes de empresas telefónicas y aguzó el ingenio de sus publicistas; aunque eso sí, los corazones que deberían latir con más fuerza para mejores servicios y menores costos, esos todavía no tienen el mismo grado de disposición. De todos modos, justo es expresar que la propaganda que todos los lectores habrán observado del nene que descubre a su mamá hablando con una planta y a la que le hace saber de su amor es no sólo una pieza paradigmática de creatividad, sino que muestra una parte importante del tejido psicológico que caracteriza al ser humano durante la niñez. El pequeño del cortometraje está tan simpático como tierno y maravilloso, aunque pueda advertirse que en algunas escenas (es natural) no se haya logrado llevar al chiquito hasta el clímax deseado. Uno de los momentos más dulces del filme es ese en el que, bolso en mano y tras largas cavilaciones y llantos, el nene se aproxima a la puerta de salida de la tan lujosa como confortable vivienda (el mensaje subliminal no pasa inadvertido) y le dice a su madre: "Me voy de casa". Traspone el umbral y cuando al fin observa la gigantesca dimensión del mundo y todo lo que le aguarda si da un paso más, se da vuelta y, con palabras que van cargadas con una mezcla de miedo, dulzura, esperanza y deseo (deseo de que su mamá finalmente lo abrace y lo traiga para sí) le pregunta: "¿Me llevás?".
Luego de observar esta magistral publicidad y de escuchar las palabras y advertir las conductas de algunos dirigentes políticos santafesinos, no es posible dejar de compararlos con el nene de la propaganda. Desde luego, tendrá toda la razón del mundo el lector si sostiene que muy lejos está la dirigencia política argentina de tener el encanto y la inocencia de la personita que por estos días visita los hogares argentinos vendiendo celulares a su manera, pero, ¿por qué no hacer un ejercicio de imaginación?
Previo a la disposición de las mentes, recordemos algunos hechos políticos y otras palabras de ciertos dirigentes santafesinos, es decir adentrémonos en las internas de los frentes y los partidos.
Hace algunos días, y seguramente en son de bromas aunque posiblemente asombrado de que Agustín Rossi no decline su candidatura en virtud de la escasa adhesión que tiene de la comunidad, Rafael Bielsa le dijo a su competidor en la interna del Frente para la Victoria que como los números no le daban se parecía a un niño llorisqueando en un rincón. Si hasta ese momento Rossi no parecía un pequeño melancólico en virtud de los números que le son desfavorables, ciertamente mostró con su respuesta no sólo estar quejoso, sino también despechado. Haga el ejercicio mental el lector de recordar al nene de la publicidad en el momento en que, tras descubrir que su mamá le dice a la planta que la quiere, se pone a llorar contra la ventana, seguidamente reemplace al niño por la figura de titular de la bancada oficialista en la Cámara alta: ¿no es una imagen maravillosa?
La respuesta de Rossi a Bielsa no se hizo esperar: "Le conviene ser prudente al referirse a otros compañeros ya que para descalificarlo a él (a Bielsa) hay una lista de temas bastante larga". La verdad, esta de Rossi no ha sido la más feliz de las expresiones para responder. Y si bien es cierto que alguna razón tuvo Agustín Rossi para enojarse, no es menos cierto que la respuesta, en homenaje a lo que está esperando la ciudadanía, debió ser otra. Tal vez una devolución con más contenido constructivo y menos mensajes intimidatorios. Quizá hubiese sido mejor un discurso conciliador y superador de antagonismos y no un mero despecho adornado con veladas advertencias, como las que le habrá hecho a la madre, seguramente, el nene de la historia publicitaria antes de hacer su menudo equipaje.
Sin embargo, la "puerilidad" política argentina (puerilidad entre comillas, porque hay quienes de pueriles nada tienen) deja primero su rastro marcado, su impronta, después vendrán las reconciliaciones en las que, como es muy lógico y razonable, muy pocos creen por la simple y sencilla cuestión de que son poco creíbles.
Los niños del otro Frente
A poco que se analice sensatamente el cuadro de situación, se convendrá en que Hermes Binner tiene razón. El candidato a gobernador por el Frente Progresista ha señalado que el socialismo "tiene una propuesta, que no es de nombres sino de criterios. Estimamos que es imprescindible incluir en una posible fórmula gubernamental una persona, y si es mujer, mejor, de la ciudad capital de la provincia". Va de suyo que por diversos motivos que hacen a la estrategia electoral, al Frente Progresista le resulta altamente necesario acudir con un candidato a vicegobernador de la ciudad de Santa Fe y preferiblemente mujer, no sólo esto último para captar y atraer el voto femenino, sino para darle a la mujer el lugar que le corresponde en toda fórmula, en todo accionar político. Pero además, Binner tiene otros motivos que él mismo los explicó: "Santa Fe debe estar presente para que la recuperación de la ciudad se pueda lograr pensando con cabeza local y para los santafesinos es imprescindible que la capital juegue un rol integrador como todas las capitales de país. Para nosotros es fundamental", remarcó.
Por otra parte, no pueden dejar de rescatarse palabras del diputado nacional que suenan sensatas al oído del ciudadano, harto de tanta estrategia política de carácter electoralista y de personas que piensan más en sus futuros puestos que en los anhelos del ser humano. "A un año de las elecciones -dijo Binner- tenemos que pensar en un programa y qué hacemos para superar la realidad. Por lo tanto creemos que este es el tiempo para ese debate".
Sin embargo, algunos dirigentes del radicalismo no parecen advertir que existe una sociedad que mira y que aguarda propuestas y no simples "roscas políticas" con arreglo a las formas de siempre (léase con arreglo a las candidaturas, pero no a los proyectos). Pero vuélvase por un instante a la propaganda del tiernísimo chiquito de los teléfonos. Imagine el lector la escena en que el chico, con el bolsito en la mano y después de haberle dicho a su madre, ¡"Mamá, me voy de casa!", se encuentra con el gigante e intimidante mundo exterior. Haga ahora el lector el mismo ejercicio de imaginación anterior, sólo que en lugar de Rossi debe ponerlo a Carlos Fascendini. Es evidente que el líder radical debe haber observado una y otra vez la propaganda en cuestión y debe haber reflexionado sobre las graves consecuencias de lanzarse al mundo de la política sin los brazos de mamá, aunque en este caso de "Papá Hermes", porque fue bien clarito el radical: "Nosotros no hacemos abandono de hogar. Si Binner o el socialismo no están dispuesto a cumplir los acuerdos establecidos por los cuales se constituyó el Frente Progresista Cívico y Social, serán ellos los que hacen abandono del barco, no nosotros". El miedo no es sonso, dicen, y la soledad política tampoco.
Un viejo político santafesino dijo ayer mismo: "¿A qué acuerdos se habrá referido, al de que cada sector en un Frente hace lo que se le ocurre? Si es así, tiene razón Binner en patear estos acuerdos", y agregó: "¿A dónde podrían ir estos muchachos sin Binner?"
Confiados en un poder que no tienen, algunos radicales, tal vez un poco ensoberbecidos (o tal vez demasiado), salieron a decir algo que ha provocado risitas irónicas en algunos y análisis en otros: "Si Binner apuesta a la diáspora radical, debe ser porque está dispuesto a seguir siendo diputado nacional". Esta dialéctica ácida no hace más que poner de relieve cuán equivocados están algunos dirigentes al suponer que siguen siendo amos de los ciudadanos y conductores de sus votos. Y si ciertamente es así (aunque es de suponer que no), si efectivamente esta es la realidad argentina, lo será por un vil servilismo político, por una reprochable forma de mantener cautivo a una parte del electorado con prebendas y favores o medrando con la necesidad del prójimo. ¿Por qué acordar nada con esta dirigencia? Por lo demás, ¿por qué no considerar los resultados de una encuesta que dice que una parte del electorado prefiere, en todo caso, un candidato a vicegobernador/a del ARI? Si el socialismo apuesta a la diáspora de algunos radicales (no todos), en virtud de que esta corriente política no advierte las necesidades sociales, ¿quién no lo valorará? Como bien dijo el viejo político santafesino: "Estos muchachos tienen que comprender que la cosa no es así". En efecto, la cosa no es así y es de esperar que buena parte de la dirigencia radical lo entienda, de otra manera, llegado el momento, no tendrán más remedio que darse vuelta y pedir, de forma parecida a como lo hace el chico del corto publicitario: "¿Papá, me llevás?".
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