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domingo,
15 de
octubre de
2006 |
La reforma a la ley de violación
en Pakistán choca con el islam
Absurdas ordenanzas dejan a las víctimas a un paso
de ser acusadas y encarceladas por adulterio
Islamabad. - La mujer paquistaní de 24 años cuenta con informes médicos que dicen que ha sido violada. Lo que no tiene es cuatro testigos varones que la ley islámica del país exige para probarlo. "Los violadores no traen cuatro testigos para que miren", decía la egresada universitaria con voz trémula mientras yacía en un hospital donde fue atendida en la última semana por hinchazones, inflamaciones y otras heridas.
Si presentaba cargos por violación y perdía, ella podría ser juzgada y encarcelada por adulterio bajo una serie de leyes islámicas presentadas en 1979 por el entonces dictador militar Mohammad Zia-ul-Haq.
Tan sólo días antes de que la joven fuera violada por dos hombres de una pandilla que la secuestró, el Parlamento se embarcó en un tortuoso debate por una ley que proponía poner a la violación bajo el código civil criminal y quitarlo de las ordenanzas Hudood, como se conocen a las leyes islámicas.
Bajo el código civil, una víctima sólo necesitaría de los informes médicos y otras evidencias para demostrar una violación. El hecho resalta una pugna de larga data entre las fuerzas progresistas y las religioso-conservadoras para establecer el curso futuro de la turbulenta nación musulmana de más de 150 millones de personas.
La ley es el resultado de las presiones por parte de los activistas más que cualquier campaña popular, pero sí cuenta con un apoyo generalizado entre la población que reconoce la injusticia de la ley Hudood sobre la violación. "El sentido común no la acepta, así que estoy segura de que no estará en el islam o en el Corán", dijo Beenish Mazhar, un ama de casa de la ciudad de Peshawar al norte del país.
La ley está respaldada por el presidente Pervez Musharraf, un general que llegó al poder en un golpe de Estado hace siete años, pero quien se ve a sí mismo del lado de los progresistas. Su problema es que al permanecer en el poder ha marginado a los partidos centrales, que representan las circunscripciones que comparten su visión de Pakistán y les ha dado más influencia a los partidos islámicos, que se oponen a cualquier cambio en la legislación Hudood.
Conciencias alteradas
Dado que las balanzas están cargadas contra la víctima, la mayoría de las violaciones no son denunciadas. La comisión de derechos humanos de Pakistán dijo que los medios hicieron públicos informes de 55 casos de violación individual y 38 de violaciones en grupo en los primeros seis meses del año.
La espantosa naturaleza de algunos casos ha ayudado a concientizar a los paquistaníes. La historia de la egresada universitaria fue la última en alterar las conciencias.
Ella fue secuestrada de su casa junto a su madre el 25 de agosto en la pequeña ciudad de Kabirwala, en el centro de la provincia Punjab, por una docena de hombres que vestían uniformes de policía. Mientras su madre era golpeada, la joven fue violada por dos hombres. El doctor Saima Ahsan dijo que la violencia que había padecido era evidente cuando fue ingresada en el hospital semanas más tarde. "Ella fue traída en terribles condiciones, con dolores y ardores, el 13 de septiembre", le dijo Ahsan.
Si bien la policía capturó a los autores días después del rapto, sólo han sido presentados cargos por secuestro. Las organizaciones no gubernamentales que se han ocupado del caso dicen que los presuntos violadores tienen amigos en el gobierno. Las ONG le han escrito a Musharraf en busca de ayuda.
Sinceridad cuestionada
Cuando la ley de Protección de las Mujeres fue promulgada hace un par de meses, grupos de derechos humanos la celebraron como un buen primer paso para hacer retroceder las normas Hudood, aunque luego se decidió que el adulterio debía seguir siendo castigado con prisión tras un acuerdo con los islámicos. Pero el tratamiento de la ley, dicen los periódicos locales, ha sido hasta ahora absurdo.
La Liga Musulmana Paquistaní, que está a la cabeza de la coalición dirigente, casi llega a un nuevo compromiso con los islámicos que hubiese frustrado la reforma, al mantener las leyes de violación bajo ambos códigos penales. La conducta de los líderes de la LMP, según los miembros del partido, fue explicada por el temor de que los islámicos los tildaran de malos musulmanes para ganar votos en las elecciones del año que viene. Un socio de la coalición más secular detuvo el pacto.
La sesión parlamentaria fue suspendida el 18 de septiembre mientras el gobierno buscaba una pausa, pero el premier, Shaukat Aziz, dice que la ley será aprobada sin cambios en la próxima sesión. Diplomáticos en Islamabad sostienen no obstante, que el episodio ya ha demostrado cómo Musharraf, a pesar de sus buenas intenciones, permanece atado a las fuerzas conservadoras de cuyo apoyo él depende.
William Milam, un ex embajador de EEUU en Pakistán, dio una idea del acertijo al que Musharraf se enfrenta si es sincero acerca de promover los valores progresistas. "Es hora, de hecho ya es tarde, de que el presidente elija hacer de esa visión su único objetivo y evitar por completo la conducta táctica que le dicen que es necesaria para mantenerse a si mismo y al ejército en el poder", escribió Milam en un artículo en un periódico local. (Reuters)
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El Parlamento paquistaní debate una legislación que proteja a las mujeres.
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