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 domingo, 15 de octubre de 2006  
Advierten sobre una competencia "feroz" en el sector
Pequeñas bodegas, un boom que también tiene sus riesgos
El Foro Internacional Vitivinícola de Mendoza reunió a los principales especialistas del mercado

Patricia Martino / La Capital

En Rosario el consumo de vinos de autor se incrementó notablemente y las pequeñas bodegas argentinas pelean codo a codo para posicionarse en la ciudad, una de las plazas más importantes después de Buenos Aires. Pero está competencia "feroz" repercute en los márgenes de ganancias y causa problemas de distribución, que atentan contra la variada oferta que los rosarinos gozan actualmente.

La ciudad y la región resultan por demás de atractivas para las pequeñas bodegas. Contar con más de 1,5 millón de habitantes es clave a la hora de decidir el desembarco y optar por una plaza u otra.

Durante el Foro Internacional Vitivinícola que se realizó en Mendoza quedó en claro que el auge de las bodegas de autor coincide con el crecimiento del sector en general. Ocurre que si el mundo vitivinícola marcha sobre ruedas, los pequeños productores se animan a salir al ruedo y a quedarse con una porción del mercado. Este fue el caso de Australia, que hace 20 años tenía 150 bodegas y hoy llega a más de 1.600, muchas de las cuales se cuelgan de las cuatro grandes que hacen estragos en los mercados internacionales.

Javier Merino, de Area del Vino, destacó que "el fenómeno de las pequeñas bodegas es natural porque cualquier sector que crece genera emprendimientos". En ese sentido, dijo que "en el caso del vino es mucho más importante el tema porque cada vino es distinto a otro y este hecho le abre oportunidades a cada uno de los emprendedores".

"Cada bodega puede tener su espacio, la pregunta es si ese espacio es competitivo, es fácil vender la primera botella, el tema es vender la segunda, ya que el consumidor prueba pero no vuelve salvo que lo hayan impactado", dijo Merino, para quien "lograr una altísima relación entre la calidad y el precio para obtener esa preferencia se logra con inversiones importantes".

El consultor especialista en el mercado vitivinícola considera que uno de los grandes problemas de las pequeñas bodegas es el canal de distribución porque "no tienen la capacidad de negociar en los grandes canales como supermercados y los restaurantes ayudan para difundir la marca pero no se gana nada". Un tema que preocupa a Merino es que las vinerías están actuando como los supermercados.

Algunas de las disertaciones en el marco del foro apuntaron a que la única forma de que una bodega funcione es haciendo foco en los mercados. Merino sugirió que si una bodega decide ganar Rosario se olvide de las otras ciudades. "En Rosario todos quieren jugar el partido, la competencia es feroz y los márgenes de ganancias son muy pequeñitos", advirtió.

En la Argentina hay unas 1.200 bodegas inscriptas, de las cuales unas 900 efectivamente elaboran vino, unas 400 tienen marca de vino registrada y 270 exportan. Pero el 40% de las exportaciones se concentra en 12 bodegas.El consumo promedio de un argentino es de 29 litros por año, mientras que en los 80 ascendía a 78 litros. No obstante, la caída del consumo se registra a nivel mundial, a excepción de Estados Unidos, Alemania y los países asiáticos.

"El vino argentino recién aparece en los mercados internacionales, participamos sólo con el 1,8% del consumo mundial, este año fue el país que más creció en el mundo, más del 30%, y su producción se acomoda mucho a vinos simples, frescos, no complejos, que es la nueva tendencia", comentó el consultor.


Pantallazo de consumo
El enólogo francés Patrick Ducournau advirtió que el vino "perdió el mercado de masas" ante el avance de la cerveza y las gaseosas". El experto, miembro del Instituto Tecnológico Vitivinícola de la región de Midi-Pyrenees (Francia), apuntó que "la cerveza es el principal competidor" del vino. Y se quejó porque los productores "no aceptan el concepto de industria para el vino", lo que dificulta su masificación.

El especialista propuso "trabajar sobre la evolución sensorial para hacer modelos predictivos" en cuanto a consumos, aunque advirtió que "no hay una producción que tenga la variación de estilos que tiene el vino" y que "el análisis sensorial de esta bebida es complejo".

Carlos Cabral, director de bebidas de la cadena de supermercados Pao de Azúcar, pronosticó que la Argentina se convertirá este año en el "primer proveedor" de vinos de Brasil, desplazando a Chile.

El enólogo, consultor de marketing y columnista en medios especializados, señaló que actualmente cerca del 67% del vino que se consume en Brasil es de producción local", mientras que el 12,9% llega de Chile y el 12,7% de la Argentina. Pero esta situación se modificaría hacia fin de año.

Cabral aseguró que "hay mucha clientela" disponible en Brasil para la producción argentina de vinos jóvenes de menos de 6 dólares, y ejemplificó que, cuando realizan muestras en los supermercados Pao de Azúcar de algún vino "la venta se dispara un 500%".

El consultor señaló, además, que en Brasil "no se tiene la cultura diaria del consumo del vino", que sólo se lo compra "para celebraciones", y es adquirido principalmente por una "elite intelectual".

Sobre la proyección del producto, dijo que "en el Estado de Río Grande do Sul se pasó a considerar el vino como alimento, por lo que se redujeron los impuestos del 12 al 7%" y se favoreció así su producción.

Como en todos los rubros, la gran apuesta es que China transforme radicalmente el mercado mundial vitivinícola.

"Además del crecimiento de nuevas variedades, de los vinos orgánicos y con denominación de origen, hay que estar atentos al surgimiento de nuevos mercados como China, que pasó de cuatro millones de cajas en 1990 a casi 140 millones en 2004", manifestó el consultor y bodeguero chileno Aurelio Montes.

A partir del levantamiento de barreras arancelarias a raíz del ingreso a la Organización Mundial de Comercio, las góndolas de China, un país con hábitos vitivinícolas casi nulos, pasaron a ser atractivas para los exportadores del sector.

Pese a la ventaja que le llevan importantes productores y exportadores como Francia, Italia, Australia, Chile y Estados Unidos, la Argentina está a tiempo de insertarse en ese particular mercado, coincidieron los analistas.
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Los rosarinos aumentaron considerablemente el consumo de bodegas de autor.



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