En Foco. La puja distributiva

La dinámica de conflicto que se instaló en los últimos tiempos en el escenario económico parece de otro planeta si se la pone en el contexto de una economía que crecerá por cuarto año consecutivo a tasas chinas, en las que los índices de desempleo y pobreza bajan, aunque sea por la escalera, y en la que el temido fantasma de la inflación parece al menos domesticado.

Pero el conflicto se instaló. En la semana que pasó, la guerra del gasoil sufrió una nueva escalada y el gobierno respondió a lo que entiende como una maniobra de presión de las petroleras con la amenaza de aplicar la ley de abastecimiento.

Por otra parte, el campo retomó el camino de la confrontación, ahora con la Federación Agraria en la vereda de la protesta, y con tambores de guerra en las filas de CRA. Una nueva escalada de esta disputa podría profundizarse en la medida que se cumplan las versiones sobre una nueva y más contundente en el mercado del trigo, donde campea el riesgo de desabastecimiento interno. Si a esto se agrega la lluvia de vaticinios sobre la inminencia de una crisis energética, cualquier desprevenido podría indicar que la economía está en camino de ingresar al horno.

Está claro que un escenario de crecimiento no invalida para nada la existencia de problemas. Entre ellos los que devienen de la puja distributiva que provoca la misma recuperación económica, sobre todo en un escenario en el que el Estado retomó un papel activo en la economía, dando batallas que involucran temas que en los últimos años adquirieron un status casi religioso, como la rentabilidad empresaria.

No es difícil pensar que tanto el esquema de precios fijos o subsidiados, como la presión que ejerce el aumento de la demanda, provoquen problemas en el área energética. Tampoco que el escenario de escasez en la materia sea un vuelto por la política de contención tarifaria.

Los tiempos políticos se aceleran y, aunque hoy por hoy no se vean muchas alternativas en el horizonte, las apuestas de los distintos actores de la economía suelen elevarse con las expectativas de cambio. Kirchner respondió al desafío con la renovación de la tanda de acuerdos de precios con el sector comercial hasta fines de 2007.

Seguramente seguirán otros y, con ellos, su traducción en la fijación de una nueva pauta salarial. En este sentido, ya comenzaron los primeros contactos, con posiciones que van por ahora del 7 al 15%. El gobierno quiere cerrar el tema antes de fin de año y, en pocos días más, largará la negociación de uno de los gremios testigos: el de los choferes de colectivos.