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domingo,
15 de
octubre de
2006 |
Historias
Formadora de
mentes y manos para la industria
El proceso de sustitución de importaciones de mitad del siglo XX que dio un impulso vertiginoso a la industria argentina fue su génesis más primaria y 47 años después -y con más de 30 mil profesionales formados en sus aulas- la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) es un eslabón clave en la formación de los recursos humanos de un país que busca devolverle a la industrialización un papel central en el desarrollo de la economía.
Aunque fue creada formalmente el 14 de octubre de 1959 mediante la ley 14.855, con la cual se integró al sistema universitario nacional, la historia de la UTN se remonta a agosto de 1948 cuando el gobierno crea un sistema de capacitación técnica que abarca desde el nivel básico hasta llegar al superior, a través de la denominada Universidad Obrera Nacional (UON).
Se trataba de una institución superior de enseñanza técnica dependiente de la Comisión Nacional de Aprendizaje y Orientación Profesional, que buscaba formar integralmente recursos humanos de origen laboral, para satisfacer las necesidades de la industria argentina de esos tiempos.
Al egresado de la misma se le otorgaba el título de ingeniero de fábrica en cada una de las especialidades y para ingresar a la UON era necesario que los alumnos desarrollaran simultáneamente una actividad afín a la carrera que cursaban.
Este proceso requirió un nivel cada vez más profundo en la formación de los egresados lo que se tradujo en cambios académicos y organizativos sustanciales que fueron reconocidos mediante un decreto en 1952 y formalizados con el status de universidad en octubre del 59.
La primera con alcance nacional
La UTN fue la primera universidad con un efectivo alcance nacional, ya que desde sus orígenes contó con facultades regionales localizadas en diferentes puntos de la Argentina y su antecesora (UON) debió sortear el avance que sobre ella intentó imponer la dictadura de 1955.
El gobierno militar intentó cerrar sus puertas pero el trabajo conjunto de sus miembros y su presencia en la sociedad -además de su aporte al entramado productivo- lograron evitarlo.
"Los fines específicos de esta universidad son preparar profesionales en el ámbito de la tecnología para satisfacer las necesidades correspondientes de la industria, sin descuidar la formación cultural y humanística, que los haga aptos para desenvolverse en un plano directivo dentro de la industria y la sociedad, creando un espíritu de solidaridad social y mutua comprensión en las relaciones entre capital y trabajo", reza el artículo 2 de la ley que le dio forma a la casa de estudios.
Antes de su nacimiento formal la regionalización era un hecho. Por caso en 1953 ya existían las facultades regionales de Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Rosario y Santa Fe, a las que se sumaron en 1954 las facultades regionales de Bahía Blanca, La Plata, Tucumán y luego Avellaneda.
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