|
sábado,
14 de
octubre de
2006 |
“El reto de la escuela es convertir tanta información en verdadero conocimiento”
El pedagogo español Juan Ignacio Pozo asegura que cuanto más inclusivo sea el sistema educativo se mejorarán las oportunidades de aprender
Micaela Pereyra / La Capital
La escuela centrada en el alumno y en sus capacidades para lograr un buen aprendizaje es el punto exacto donde debe pararse hoy la enseñanza. Esta es la convicción que trasladó el pedagogo español Juan Ignacio Pozo a los docentes que fueron a escuchar su conferencia “Aprender para comprender”, realizada en el Colegio La Salle de Rosario, los primeros días de octubre.
En su charla, organizada por el Diario La Capital y Editorial Santillana, criticó la escuela tradicional que descansa en la transmisión de saberes acabados, para luego oponerle las propuestas de una escuela estratégica, atenta a los entornos de sus alumnos, a la flexibilidad de los contenidos y la generación de capacidades para el cambio.
Pozo es catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid. Ante un auditorio colmado, el psicólogo español, especializado en psicología del aprendizaje, estableció prioridades para generar capacidades en los alumnos, de manera que los prepare para enfrentar una sociedad que cambia vertiginosamente, a manejar el asedio de la abrumadora información que lejos de reducir la incertidumbre aumenta las contradicciones y a atender el avance de la tecnología que tiene un impacto tremendo sobre la mente humana.
“El docente es un mediador que tiene que ayudar a los chicos a construir su mirada del mundo, a gestionar la duda, a hacerse buenas preguntas y guiarlos a buscar mejores respuestas, partir de su realidad para poder cambiarla”, remarca Juan Ignacio Pozo y se pregunta acerca de si la sociedad de hoy es del conocimiento como suele afirmarse o es sólo de la información: “Tener información tendría que ayudarnos a predecir sucesos a resolver nuevas situaciones, hoy la información es contradictoria y no es analizada. El reto de la escuela es convertir tanta información en verdadero conocimiento”.
En este sentido señala que enseñar capacidades es ayudar a los alumnos a ordenar la información, organizarla, priorizarla, analizarla, evaluar las fuentes, saber criticar la información y utilizarla para reducir la incertidumbre, para cambiar sus entornos, para complicar sus formas de ver el mundo. Para esto subraya que son necesarias currículas más flexibles, dirigidas a construir capacidades para el cambio y docentes formados en las didácticas de sus disciplinas.
A pesar de que la evaluación en las aulas sigue siendo igual que hace treinta años atrás y de que los contenidos son entregados como verdades únicas a los alumnos, el pedagogo afirma que entró en crisis la idea de que aprender es repetir y medir, hoy hay que ayudarles a los alumnos a construir sus propias miradas sobre el mundo.
De todas maneras, frente a esta idea, Pozo advierte sobre los riesgos del relativismo, “si todo vale nada es necesario”. Y explica: “Todos pueden hacer su mapa, su mirada sobre una situación, pero no todos los mapas son iguales, hay mapas mejores que otros”.
Respecto de las teorías sobre el aprendizaje propone entonces un constructivismo epistemológico entre el objetivismo, centrado en los resultados, y el relativismo: “Un punto medio entre el relativismo que propone que todo vale y entregar a los alumnos verdades acabadas”, aclara el docente español.
“Tenemos pocas certezas pero una es clara: nuestros alumnos van a tener que seguir aprendiendo, por eso hay que aprender a aprender y enseñar capacidades que sean utilizadas en distintas situaciones”, resume Pozo y propone que la escuela sea un espacio de éxito, donde se valoren otros aspectos y se pueda encontrar así la forma de que los chicos puedan ser felices y disfrutar de la escuela.
Inclusión educativa
—En medio de las discusiones sobre la nueva ley de educación y sobre la obligatoriedad del secundario poco se habla de cómo se enseña y se aprende en las escuelas ¿Qué significa aprender?
—Significa cosas muy distintas, quizás si le preguntamos a los alumnos nos dirán que aprender es repetir o adquirir conocimientos impartidos por otros. Creo que aprender es algo mucho más amplio, aprender podemos interpretarlo como la capacidad que tenemos las personas para cambiar. Por un lado, los niños tienen la necesidad de ir cambiando porque a medida que van desarrollándose y madurando va cambiando también su papel social, lo que se espera de ellos. Y por otro lado, porque la sociedad en la que vivimos está cambiando a una velocidad vertiginosa, no sólo los niños sino todos nosotros, padres, maestros, profesores, profesionales tenemos que estar continuamente cambiando para afrontar las demandas de cambio que nos pide la sociedad. Aprender es básicamente la capacidad de cambiar, de adaptarse a contextos y situaciones diferentes.
—¿La escuela está preparada para “enseñar a aprender a cambiar”?
—Creo que no. En general la escuela que hemos tenido se ha restringido a transmitir saberes acabados, a transmitir paquetes de información, los cuales tenemos que reconocer que se han quedado caducos muy pronto. Muchas cosas que nosotros aprendimos en la escuela están obsoletas, son inútiles. Por lo tanto, creo que hay que pensar en una escuela en la que aprender sea básicamente adquirir competencias. El problema es que la escuela no ha estado centrada en los alumnos, ha estado mucho más centrada en transmitir contenidos que en cambiar las personas.
—Existen planes para incluir a los chicos, para que asistan a la escuela, pero ¿los chicos aprenden sólo por estar en la escuela?
—No necesariamente, pero algo aprenden. Igual creo que no basta con estar en la escuela. Cuanto más es el déficit cultural con el que los chicos llegan a la escuela necesitan que la institución escolar sea primero un espacio de socialización; más ahora que estamos viviendo en una sociedad de familias nucleares, de familias en las que la socialización es muy limitada donde hay un sólo niño o pocos niños y por lo tanto no aprenden a convivir. Ante esto, la escuela es un espacio de socialización, de convivencia pero ni siquiera eso está asegurado por el hecho de estar en la escuela, si esa escuela no tiene un proyecto educativo claro que ayude a esos niños a resolver los conflictos de convivencia, de violencia, de discriminación o de exclusión.
—¿Cómo se afronta la desigualdad de condiciones con la que llegan los chicos a la situación de aprendizaje?
—Una de las cosas que está implícita en la extensión de la educación obligatoria es si se convierte verdaderamente en educación para todos o en una deserción más temprana de chicos de grupos sociales excluidos, que llegaron al sistema educativo en condiciones muy diferentes. Creo que a medida que tengamos un sistema educativo más inclusivo o menos excluyente realmente vamos a necesitar de muchos medios y mucho esfuerzo para conseguir mejorar las oportunidades para todos los alumnos. Obviamente no se puede pensar que sólo la educación va a revertir las desigualdades sociales. Pero sí hay que pensar que la educación tiene que ser uno de los núcleos para revertir o por lo menos compensar esas diferencias sociales. Así cuanto más inclusivo sea el sistema educativo, mejor.
Usted dice que para que los alumnos sean estratégicos los profesores tienen que ser estratégicos, ¿cuál sería el rol del docente respecto de “enseñar a cambiar”?
—Hay muchos aspectos a considerar. Una idea crucial es entender que aprender no es repetir lo que otros dicen, la función del docente no es transmitir un saber únicamente, sino lograr crear contextos en los que las personas se impliquen, se motiven, pongan en marcha sus capacidades y a través de eso las cambien, en ese sentido el docente tiene que ser estratégico entre otras cosas. En España, hay un refrán que dice "Cada maestrillo tiene su librillo" y no es así, cada maestro tiene que tener muchos libros porque tenemos muchos alumnos distintos, lo que vale con unos a lo mejor no vale con otros. Un profesor estratégico define formas de lograr las metas esenciales que se ha fijado, establece las capacidades que quiere cambiar en los alumnos. La vía para cambiarles puede ser muy distinta en función de los intereses de los alumnos, de sus condiciones sociales y eso es para mí ser estratégico, diseñar la mejor manera de llegar a esos alumnos, que puede ser distinta para llegar a otros, sin renunciar a tus metas.
enviar nota por e-mail
|
|
Fotos
|
|
Para el catedrático Juan Ignacio Pozo es necesario hacer de la escuela un lugar donde se aprendan habilidades.
|
|
|