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sábado,
14 de
octubre de
2006 |
La otra cara del problema: la formación de los que enseñan
La otra cara de los debates que plantea la tarea de aprender en la escuela, es la de la enseñanza. Un trabajo del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE) de la Unesco, titulado “La difícil tarea de aprender a enseñar”, señala la complejidad de la formación de maestros y profesores. “En el breve período de su formación inicial deben adquirir saberes y habilidades para enfrentar los grandes desafíos. Si se habla de formación inicial es porque se considera que los aprendizajes necesarios para enseñar no terminan en los años que un docente pasa por los institutos superiores de formación o en las universidades”, indica.
El estudio advierte que el período formativo es fundamental en el desarrollo profesional de la docencia. En principio se indica que “cierto imaginario social parecería sostener que los docentes en nuestro país están mal formados. Sin embargo, no hay muchos datos ni investigaciones que den cuenta de la situación actual de la formación docente en Argentina. Algunas investigaciones señalan que el sistema de formación docente se caracteriza por su heterogeneidad y diversificación”.
Según se indica, además de la heterogeneidad y la diversificación, el debilitamiento es otra de las características de la formación docente. Alejandra Birgin, investigadora de la Universidad de Buenos Aires y Flacso y actual secretaria de Equidad y Calidad del Ministerio de Educación de la Nación, dice que este nivel educativo es “un lugar de profunda desacumulación”.
Para Birgin la formación docente en nuestro país se constituyó históricamente como “el germen del sistema educativo argentino”, sin embargo por años la formación docente inicial fue descuidada por la desinversión en el área.
Diversas investigaciones relacionan este debilitamiento con razones históricas de las instituciones formadoras y con problemas actuales del mismo sistema educativo. Una de ellas es el trato de los alumnos de los profesorados como si fueran niños o adolescentes.
De acuerdo al análisis del IIPE, “la forma en que se organiza el tiempo o las tareas que se realizan tienden a guardar estrechas semejanzas con el nivel para el cual se prepara a los futuros docentes”. Recuperar el lugar del sujeto adulto para quienes transitan por las instituciones formadoras tiene que ver con modificar esa cultura escolarizada y con habilitar las posibilidades de renovar la escuela misma”.
Es evidente que el tiempo de formación disponible es escaso para formar a los futuros docentes en las especificidades de cada disciplina y su enseñanza. Además, aseguran que es necesario que la formación inicial prepare para seguir las búsquedas a lo largo del desarrollo profesional.
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Afirman que enseñar es también una difícil tarea que se aprende. El lugar de los profesorados es esencial.
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