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domingo,
23 de
julio de
2006 |
Mientras pasa la vida y la muerte
...Dani, Cañete, Marina, Cristian, Loli, Vieja. Yo llevo contado diez, ¿y vos? Por qué será que se matan, cómo tomaron esa decisión me llena la cabeza de preguntas y me duele. Me duele ver sus cuerpos acostados en una caja de madera y más lloro cuando veo a los demás llorar, a los amigos.
¿Será cierto que nosotros nos medimos por lágrimas? Entre la vida y la muerte ¿cuánto espacio hay? ¿Qué tiempo?
¿Todos ellos decidieron quitarse la vida? ¿Dónde se toma esa decisión? ¿Qué hay que hacer para llegar a eso?
Hace unos días empezaba este texto, acababa de suicidarse Marina, una amiga. No podía parar de pensar cuántos amigos, y un hermano perdido. "Perdimos", decía. "¡Qué año de mierda, cuántos años!" El Taco tenía 18, lo mató la policía como a Cañete. Loli, Vieja, Dani, Marina, Daniel... No sé si vale la pena nombrarlos a todo, ¡pero...! El Elbio, Horacio... Ya sé, terminan siendo números, nombres que de a poco se olvidan. Son cada vez más los jóvenes que mueren, matan. Tal vez sea eso, tal vez ser joven. Sí, morir joven. "Esta trituradora te da tu calabozo primero", dice el Duende Garnica.
Creo que la idea es hablar de la muerte y el joven. Una, muchas muertes jóvenes. Este mundo es así, ¿no? Una canción de Gieco dice que "pone al inocente en pena y despierta al asesino". Cuántas palabras que podrían resumir, dibujar o tolerar la muerte. Una muerte tras otra. Una muerte que muchos toleran, soportan, y en muchos casos la festejan. La muerte del joven, la del niño pobre. ¿Niño pobre? Sí, yo a veces encuentro al joven del barrio como a los niños pobres: aprende a defenderse con lo que hay a mano, muy pocas veces ve más allá, casi todo es como un juego y una forma de defenderse y no le importa lo que ven los demás de él, pero a la vez hace de su vida un centro.
Cuando pienso en lo de la edad de la imputabilidad me duele. Más inocentes que van a entrar a la cárcel. Y los que creen que estos pibes deben estar y morir ahí porque son peligrosos, no se dan cuenta que se están dando una puñalada por la espalda. Es un búmeran con mucho filo y punta... Tanta seguridad organizada para el delito, para la complicidad del estado asesino que produce inseguridad. No es que el estado no hace, hace justamente eso: potencia la delincuencia para llevar adelante las políticas a su beneficio.
(Fragmento del texto homónimo)
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Fotos
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Presente. Claudio Lepratti, en uno de los murales que lo recuerdan.
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