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sábado,
22 de
julio de
2006 |
Un seminario internacional de Flacso convocó a docentes e investigadores para debatir sobre los problemas y perspectivas del nivel secundario
La escuela media, tan desigual como sus aulas
Ingresan cada vez más alumnos, sin embargo la tasa de egreso es aún muy baja. ¿Qué pasa en este nivel de la escolaridad de la educación argentina? Los especialistas hablan de fragmentación educativa
Marcela Isaías / La Capital
El acceso y permanencia a la escuela media es tan desigual como lo que pasa dentro de sus aulas. Se sabe que hoy son muchos más los alumnos que están aprendiendo en algunos de los años de lo que a partir de la reforma educativa de los noventa se conoce como tercer ciclo de la EGB y polimodal, pero los que pasan los 30 años aún siguen recordando como el viejo y querido secundario.
Quizás esa imagen nostalgiosa y melancólica que aún se dibuja de esta franja del sistema educativo es la que, en parte, obtura para abrir definitivamente nuevas puertas e interrogantes para atender a lo que los jóvenes de hoy demandan y critican.
Volver la mirada a la escuela media y ponerla en debate fue la propuesta con que la Facultad Latinoamericana en Ciencias Sociales (Flacso) Argentina invitó a investigadores y docentes a un seminario internacional en Buenos Aires. La cita fue en la Fundación Osde, el 13 y 14 de julio pasado.
El auditorio estuvo colmado de educadores y diferentes profesionales del ámbito educativo. No fue casual el número de participantes. Es que tal como resaltó la directora de Flacso, Guillermina Tiramonti, la convocatoria se hizo en un momento especial: "Cuando se ha vuelto a poner a la educación en la agenda pública, más allá de que estemos o no de acuerdo con la convocatoria" realizada por el gobierno nacional para debatir una nueva ley educativa.
Un significativo número de investigadores de la educación y las ciencias sociales dieron cuenta en los dos días de problemas nuevos y de siempre de la escuela que atiende a adolescentes y jóvenes.
Más allá de los matices y lo específico de cada panel o conferencista, las coincidencias pasaron por señalar la multiplicidad de desigualdades que definen a la escuela media argentina, y que no se reducen al terreno de las diferencias sociales de sus alumnos.
Y el dato no es menor si se considera que a pesar del fenómeno de masificación de la escuela media de los últimos 20 años -un concepto resaltado varias veces en el seminario, al igual que la falta de estadísticas- la tasa de egreso sigue siendo muy baja.
La misma subsecretaria de Equidad y Calidad del Ministerio de Educación de la Nación, Alejandra Birgin, definió a la fragmentación y a la desigualdad como una particularidad de la escuela media. "Los chicos buscan la escuela, quieren estar en ella, pero no pueden terminarla. Esto es producto de la crisis, también de cuestiones que nos interrogan muy fuertemente".
Y enseguida aseguró que no es sólo el mapa de la pobreza el que puede explicar lo que pasa en la escuela media, "también es necesario integrar distintas generaciones, tener cierta sensibilidad a los cambios culturales".
Para graficar esta idea recordó las experiencias educativas que se generan por fuera de la escuela y logran reunir e interesar a un buen número de los jóvenes, aún muchos más de los que a veces asisten a sus aulas. "Estos espacios nos sirven para interrogar a la escuela", advirtió.
En esta búsqueda de preguntas y respuestas, la coordinadora del área de educación de Flacso, Inés Dussel, instó a "volver a pensar el currículum como autoridad de construcción cultural" y "demostrarles a los alumnos que lo que se hace (en la escuela) es relevante para sus vidas".
La fragmentación
Tan compleja como diferente es el interior de la escuela media que el sociólogo Emilio Tenti Fanfani no dudó en advertir que hace falta mirarla desde varios lugares. "Lo mejor es sentarse y discutir", dijo haciendo una invitación tanto a los distintos agentes que piensan en la institución escolar como un objeto de estudio como los que la viven diariamente.
Pero además indicó que es preciso "mirar para afuera para entender lo que pasa adentro de la escuela", y en eso que pasa afuera incluyó tanto a la pobreza como a las diferencias entre generaciones. Luego apeló a la necesidad de una "política integral" capaz de atender a esta variedad de peticiones.
Pero parece que enfrentar los cambios que se piden a gritos no es tarea sencilla ni reciente. Por eso, con mucha paciencia, Guillermina Tiramonti hizo un recorrido de lo que significa hoy hablar de desigualdades educativas en la Argentina, en particular en la escuela media.
Recordó el trabajo iniciado con Cecilia Braslavsky en los 80, donde para referirse a esta problemática se hablaba de segmentación. Hoy el término confiable para describirla es fragmentación. Propuso más tarde pensar que a la Argentina le faltó cumplir con la exigencia de masificación pero con la inclusión de fragmentos distintos, generando espacios diferentes para los nuevos sectores que se incorporan.
En el mismo sentido, advirtió luego que "las escuelas no modificaron su patrón, tienen un patrón de normalidad y excluyen en base a ese patrón".
Es justamente en ese "patrón de normalidad" que se sostienen imaginarios de escuelas, modelos de alumnos y de prácticas escolares. Una de las más cuestionadas es las que se refiere a la lectura y la escritura. Un tema al que una joven investigadora de Flacso, Andrea Brito, está abocada a desentrañar para demostrar nada menos que para los jóvenes "la escritura y la lectura siguen siendo un bien codiciado".
La psicoanalista Perla Zelmanovich fue la que llevó a escena de las discusiones una experiencia intergeneracional como una posibilidad, una ocasión, para pensar en nuevas formas de comunicación con los jóvenes.
Se trató de un video de 8 minutos, en el que se recogen los testimonios de un grupo de alumnas y de una profesora que accedieron de común acuerdo a pensar un trabajo monográfico en otro formato, distinto al tradicional que se vuelca en hojas y textos escritos, y llevado al discurso teatral.
La agenda del seminario fue tan ambiciosa como la pretensión de muchos que fueron a escuchar de salir con las recetas bajo el brazo. Pero el diálogo se abrió a partir de la variedad de perspectivas abordadas por los disertantes, algunos jóvenes y otros más conocidos del ámbito educativo.
Y más que respuestas del seminario quedaron varias puntas abiertas para interrogar a la escuela, las mismas que se plantearon desde la relación entre la educación y el trabajo, las cuestiones de género y hasta cómo se construye la cultura política en las jóvenes generaciones.
Pero también se trató de ir desmenuzando por qué la escuela media es el lugar donde se concentra el cuestionamiento al sistema educativo y cuáles son las razones que muestran una radiografía tan compleja como la que indica, según datos oficiales, que todavía de sus aulas egresan seis de cada diez alumnos.
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Las desigualdades son múltiples en la escuela media actual y ya no se limitan al terreno de los estratos sociales.
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