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 domingo, 09 de julio de 2006  
Azzurro o azul Francia
Italia y Francia juegan en Berlín la final. Dirige el argentino Horacio Elizondo

Gustavo Yarroch / DyN

Ni Brasil ni Alemania. Ni Argentina ni Inglaterra. Después de un mes exacto de competencia, Italia y Francia jugarán en Berlín por el premio mayor: el que gane tendrá el orgullo de ser el nuevo campeón mundial por cuatro años, hasta Sudáfrica 2010.

  La final en el Olympiastadion será controlada por tres argentinos: Horacio Elizondo como árbitro, y Darío García y Rodolfo Otero como asistentes. También habrá otros dos compatriotas: Mauro Camoranesi, titular en Italia, y David Trezeguet, suplente en Francia.

  Será un reconocimiento grande y merecido para Elizondo y compañía, quienes tendrán el privilegio de convertirse en los primeros en dirigir el partido inaugural y el decisivo de un Mundial.

  Los italianos irán por su cuarto título mundial y los franceses, por el segundo. Pero por distintas razones, esta final era poco menos que impensada antes del Mundial.

  Italia llegaba envuelta en el escándalo por corrupción en su liga que involucra a árbitros y equipos, con la poderosa Juventus a la cabeza. Y Francia, porque ni sus propios hinchas creían en las posibilidades de un plantel entrado en años, con un promedio de edad de 29 y seis sobrevivientes del equipo que obtuvo el título en su país en 1998: Fabien Barthez, Lilian Thuram, Patrick Vieira, Zinedine Zidane, Thierry Henry y Trezeguet.

  Pero de a poquito y casi sin hacer ruido, los dos se fueron afirmando a medida que avanzó la competencia. A Italia le tocó un camino despejado hacia la final, porque después de pasar la primera ronda tuvo que enfrentar a Australia y Ucrania, dos rivales menores. Recién en los cuartos de final, cuando se midió con Alemania, tuvo un examen exigente. Pero lo aprobó en los últimos dos minutos del tiempo suplementario.

  Mucho más complicada resultó la llave de los franceses, cuyo principal mérito fue haber superado 1-0 con suma autoridad a Brasil. Claro que antes habían avanzado con lo justo a octavos, después de empatar ante Suiza y Corea del Sur y de ganarle a Togo. En octavos dejaron afuera a España y en las semifinales les costó vencer a Portugal por la mínima diferencia.

  La final, justamente, marcará la despedida del fútbol de Zidane, un artista de la pelota que seguramente no querrá retirarse sin antes ofrecer más delicias de su repertorio. También será un día especial para el capitán Fabio Cannavaro, quien llegará a los 100 partidos defendiendo la azzurra.

  Ambos se caracterizan por la dureza con que defienden, aunque Italia parece un poco más compacta. No será la final entre alemanes y brasileños que soñaba la Fifa. Pero sí un partido seductor para cualquier futbolero de ley.


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Italia y Francia, frente a frente por el cetro del campeón.

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