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domingo,
09 de
julio de
2006 |
Opinión: Colosos
Jorge Salum / Ovación Mundial
Pinta para giornata tristissima. Se juega la final, y sin la Argentina. Tampoco están Brasil, que era el más favorito de los últimos 50 años, ni Alemania, que lo era más por su condición de anfitrión que por sus recursos futbolísticos. La corona se define entre Italia y Francia. Podía esperarse mucho de estos dos colosos, pero también había en torno de ellos muchas dudas, creadas por la difícil convivencia interna y la edad de muchos de sus jugadores, en el caso de los franceses, y por la escandalosa actualidad de su liga, cuando se hablaba de los italianos. Pero hoy la incógnita es cuál de los dos será campeón del mundo.
Si Italia repite la actitud vencedora que le permitió noquear a Alemania, será extraño que no levante la copa. Tiene a varios de los mejores jugadores del campeonato, futbolistas que se agrandan en situaciones en las que muchos otros sucumbirían ante el temor a la derrota. Francia tiene a Zidane, pero Lippi no cometerá la torpeza de dejarlo libre para que el pelado arme un picnic y su equipo le saque provecho, como hizo Parreira.
Será el partido del adiós de Zizou, el mejor de la última década, el único futbolista que puede despedirse el mismo día de su consagración como bicampeón del mundo. Quizá resulte un giornata tristissima para la Argentina, pero no lo será para el fútbol.
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