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domingo,
02 de
julio de
2006 |
"Escribí en contra de la novela tradicional"
En una carta reciente, decía a un íntimo amigo radicado en Neuquén: "No tengo una sola persona a quien recurrir en demanda laboral, las puertas están cerradas y me faltan los amigos capaces de encarnar y comprender una necesidad tan aguda y cargada de todo tipo de angustias a propósito del porvenir inmediato", escribió Néstor Sánchez en una de sus últimas cartas, poco antes de su muerte, ocurrida el 15 de abril de 2003. Esperaba el llamado de alguna editorial decidida a reeditar su novela "Cómico de la Lengua", uno de los puntos más altos de sus trabajos.
A propósito de su poética, explicó: "Escribí en contra de la novela tradicional procurando que la prosa fuera una excusa para llegar a la poesía. Estaba cansado del escritor Dios que todo lo sabe y que, por lo tanto, puede estar en la cabeza y en el corazón de sus personajes. Cansado del diálogo y las descripciones del paisaje, nunca inventé una historia, por eso nunca pude manejarme con los elementos del suspenso que abundan hoy".
Mientras se distribuía su tercer novela, Sánchez había iniciado una nueva búsqueda que duró catorce años. Viajó por Perú, Chile, Venezuela -allí publicó la antología "20 Nuevos narradores argentinos", incluyendo a los entonces jóvenes Antonio Dal Masetto, Rubén Tizziani, Germán Rozenmacher, Ricardo Piglia y Miguel Briante-, París, Madrid y los Estados Unidos,
De regresó a Argentina en 1986, publicó su último libro, "La condición efímera", donde narra su experiencia límite: "Yo buscaba vivir más, estaba convencido, en mi enfermedad, que se podía vivir trescientos años. Fue una experiencia decisiva en mi vida. Siempre estaba la muerte como leit motiv, me parecía mentira que la gente no se diera cuenta que se iba a morir, entonces en todos mis libros hay una advertencia: la vigencia de la muerte". Desde entonces Sánchez no volvió a escribir.
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