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domingo,
02 de
julio de
2006 |
Juguetes peligrosos para el desarrollo infantil burlan las normas de seguridad
Miles de juguetes considerados peligrosos para el desarrollo de los niños, como las réplicas de armas de fuego y tortura, sortean hoy sin problemas los controles técnicos en el país ante la falta de leyes que prohíban que lleguen a sus manos.
El nivel de toxicidad de los materiales con los que se fabrican y la cantidad y tamaño de partes que los componen son sólo algunos de los múltiples exámenes que dos laboratorios argentinos hacen a los juguetes nacionales e importados.
"Aplicamos normas de seguridad, no de calidad", señaló Roberto Raimondi, director técnico del Laboratorio de la Cámara Argentina de la Industria el Juguete (Caij). "Los controles que aplican sintonizan con las exigencias que el Estado detalló en resoluciones de 1998 y 2005 para juguetes que se comercialicen o entreguen gratis en el país, pero remarcó que lo demás es "una responsabilidad colectiva".
La principal norma de regulación para la venta de juguetes en el país, dictada por la Secretaría de Industria, Comercio y Minería de la Nación, manifiesta advertencias de uso según las edades de los usuarios, pero siempre desde lo material y no desde lo simbólico.
La Defensoría del Pueblo porteño intervino semanas atrás ante el hallazgo en un local de un set con una réplica de una picana eléctrica, lo que originó la intervención de la Defensoría del Pueblo porteña, que solicitó a distintos organismos oficiales y privados que obliguen a retirar el producto de la calle.
Se trata del Police Set, un juguete de cuatro piezas que contiene un bastón a pilas que produce una pequeña dosis de descarga eléctrica, un juego de esposas de metal con llavecitas, un silbato y un revólver de plástico.
Sin embargo, si se consideran los controles obligatorios que ordena la mencionada resolución oficial, el Police Set al parecer fue correctamente aprobado para su venta. "Ese juguete no fue supervisado por la Caij, pero dudo de que no hubiese pasado los controles exigidos", conjeturó Raimondi.
En febrero de 2005 la organización rosarina La Comuna (ver aparte) denunció la existencia en un patio de juegos de una réplica en madera de una silla eléctrica. (DyN)
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