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domingo,
02 de
julio de
2006 |
Mercosoja 2006. El panorama regional, enfermedades y mercados
"El monocultivo juega a favor de
la aparición de la roya de la soja"
El fitopatólogo Daniel Ploper transmitió su experiencia
en la lucha contra una de las amenazas al cultivo
Fabiana Monti / La Capital
"La labranza cero y el monocultivo permiten que el patógeno de la roya de la soja sobreviva más". Así lo aseveró el fitopatólogo Daniel Ploper, de la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres, quien recientemente editó un libro sobre el desarrollo de esta enfermedad en América latina y su aparición en el país. La roya asiática está considerada en la actualidad como una de las enfermedades más importantes del cultivo de soja y si bien en la Argentina su impacto todavía es mínimo, se la viene detectando desde hace cuatro campañas, con una presencia cada vez más significativas y generalizada.
-¿Cuándo aparece por primera vez la roya en Argentina?
-Por primera vez en marzo 2002, un año después de haber aparecido en Brasil y Paraguay. Y eso generó una preocupación. Surgió en la provincia de Misiones en el ciclo 2002/2003 y volvió a aparecer, pero sólo en Corrientes y Misiones. Recién en la campaña 2003/2004, se detectó en once provincias, pero muy al final, en los meses de abril y mayo, porque antes hubo en período muy fuerte de sequía el centro del país.
-¿También se registró en la campaña 2005/2006?
-En el 2004/2005 apareció más temprano, en la provincia de Santa Fe y Entre Ríos en marzo y se registraron algunos cambios de rendimientos en algunos lotes, entre 300 a 500 kilos por hectárea. Se extendió a las principales regiones productoras y lo hizo sin contratiempos. En la campaña pasada lo que observamos fue un patrón de aparición diferente. Las primeras detecciones que se realizaron en diciembre en Corrientes y Misiones- donde el patógeno sobrevivió- y la semana siguiente fue en el norte de Salta. Recién en febrero en Tucumán y sólo a fines de marzo aparece en Santa Fe y Entre Ríos. Después en abril se detecta en Córdoba. Su distribución se vio modificada por condiciones ambientales. Las pérdidas registradas en Salta fueron de 1.000 kilos por hectárea y en Tucumán 500 kilos/ha. Un dato ambiental a tener en cuenta es que en el norte argentino el 80 por ciento de los lotes estaba tratado con fungicida y además, hubo una sequía. Cuando más tarde aparee, menos daños causa.
-¿Es una enfermedad de fin de ciclo?
-En el norte y centro del país, es una enfermedad de fin de ciclo pero puede aparecer en estados vegetativos como sucede en el Matto Groso (Brasil). El período de mayor susceptibilidad de la planta, es el de floración y comienzo de elongación de la vaina.
¿Cuánto incide la enfermedad en la producción sojera argentina?
-Todavía es mínimo el daño por roya. Pero preocupa porque los antecedentes de la enfermedad son provocar daños severos. El sistema de labranza cero permite que sobreviva más. Por las condiciones como se hace soja en el país, en lugares donde hace 20 años se hace soja y sumado el sistema de labranza cero, donde los rastrojos permanecen en superficie, los patógenos quedan disponibles para el próximo ciclo. Eso hace que enfermedades de fin de ciclo que no tenían importancia 20 años atrás, en los últimos 10 la han tenido, de la mano de haber ido incorporando el sistema de labranza cero y el monocultivo.
- ¿El control químico es la única alternativa?
-Las enfermedades de fin de ciclo se pueden controlar con la rotación, pero no se hace, por eso se cae en el control químico.
-¿Cuál el país con más roya asiática en América latina?
-Brasil es el que más tiene roya. La campaña 2005/2006 estuvo más propensa para la enfermedad. Hay lotes donde se hicieron cinco aplicaciones y no han dado en la correcta. Es una enfermedad que hay que entrar antes de que se establezca. Argentina está en una situación diferente pero tiene que aprender de Brasil.
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Fotos
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El investigador de la experimental Obispo Colombres disertó en Mercosoja.
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