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 sábado, 01 de julio de 2006  
Ayala, del cielo al infierno
Fue gran figura ayer y durante casi todo el Mundial, pero falló el penal y opacó su imagen

Un capitán sin brazalete. Un jugador que, por lejos, no debió tener un final de Mundial así. Figura indiscutible de la selección argentina, el mejor hombre ayer en el campo de juego. No sólo mantuvo con su testazo goleador la ilusión en pie de todo un país hasta faltando muy poco, sino que en su función específica dio siempre las máximas garantías. Pero erró el penal y pasó prácticamente de héroe a villano. Un castigo demasiado duro para Roberto Fabián Ayala, quien seguramente ayer vivió su última Copa del Mundo.

  El paranaense de 33 años saltó en forma soberbia para cabecear el centro de Riquelme a los 4 minutos del complemento, anticipándose al goleador del Mundial, Klose, y enmudeciendo al estadio Olímpico de Berlín. Antes y después tuvo la solvencia acostumbrada para abortar los intentos teutones y anular en cada centro a Ballack. Pero pateó mal el segundo penal argentino, Lehmann se tiró para ese lado y lo contuvo sin problemas. Así, injustamente, la figura del Ratón se ensombreció.

  Pekerman le dio la cinta de capitán a Sorín, pero el defensor central fue sin dudas la mayor voz de mando en la cancha, y tuvo además la grandeza de no ofenderse por esa decisión del técnico. Al contrario, tiró para adelante, habló con los más jóvenes, siempre tuvo la frase justa para sus compañeros y los tiempos exactos para anticipar a sus rivales. Si hasta en el gol de ayer, señaló a Riquelme como compartiendo un mérito que fue evidentemente suyo.

  A once minutos estuvo de transformarse en el héroe argentino ante un estadio hostil y tras haberle mojado la oreja al principal candidato por historia y deber. Pero el destino del partido le jugó una mala pasada, al punto de ser señalado con el dedo como uno de los responsables de una derrota, nunca justa o injusta por esa vía.

  Llegó a la cita mundialista envuelto en dudas por una lesión de rodilla que lo tuvo a maltraer en los meses previos. Volvió a las canchas en Valencia poco antes de quedar recluido con la selección. Y pese a ser el segundo más veterano, resultó sin dudas una de las principales figuras.

  No sabe si seguirá vistiendo la camiseta de la selección. Va a seguir jugando, por supuesto. Su nivel en el Mundial así lo indica. Más allá del dolor de ese penal que no debió condenarlo.


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