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domingo,
25 de
junio de
2006 |
En el corazón industrial
Situada en la cuenca del Ruhr, el corazón de hierro de la Alemania industrial, Gelsenkirchen es la clase de ciudad de la que cabe esperar poco. Mientras que en los años sesenta y setenta el humo de las fábricas y el hollín de las minas de carbón de los alrededores teñían la ropa y provocaban enfermedades pulmonares, en la actualidad las minas se han agotado y la mayor parte de las fábricas se ha trasladado a países del este europeo donde los sueldos son más bajos, dejando detrás suyo desempleo y delincuencia entre los problemas más notables. Gelsenkirchen no es precisamente París y no hay millones de visitantes ansiosos por conocerla, pero sus autoridades se han puesto a la tarea de mejorar su imagen con vistas al Mundial.
Qué ver: Gelsenkirchen es una típica ciudad de la posguerra alemana, cuando la enorme cantidad de personas que habían perdido su hogar llevó a la construcción de edificios sin encanto que se suceden sólo interrumpidos por calles anchas, plazas de estacionamiento y algunos parques. Uno de ellos es el Revierpark Nienhausen; situado en las afueras, es un parque moderno, inaugurado hace treinta años con una concepción radicalmente diferente a la que es usual en esta clase de sitios pero fiel al gusto de los alemanes por la naturaleza y las actividades al aire libre. Si existe alguna razón para visitar Gelsenkirchen aparte del Mundial esta es sin dudas el magnífico estadio Arena auf Schalke, una cita obligada para todo fanático del fútbol; desde hace décadas, el Schalke 04, equipo que ejerce la localía en este estadio, es uno de los principales animadores de la Bundesliga, no tanto por su fútbol, muy entusiasta pero poco exitoso, sino sobre todo por sus fanáticos, que se cuentan entre los más ardientes del país. El Schalke 04 es el equipo de los mineros, de los obreros de las fábricas y de los desempleados.
Qué comer: Si bien menos celebrada internacionalmente que la bávara, la cocina westfálica "Westfalia es la región en la que se encuentra Gelsenkirchen" merece ser tenida en cuenta. Una excelente oportunidad para conocerla es la que ofrece el Hotel Schloss Berge (Adenauer Allee 103), un castillo del barroco tardío cuya fundación se remonta al siglo XI y que en la actualidad es hotel y restaurante. Quienes deseen vivir el fútbol también entre partidos pueden dirigirse a Der Schalker (Kurt-Schumacher-Str. 284), un restaurante ubicado en la proximidad del estadio cuyo menú combina platos rusos, alemanes y de la cocina mediterránea.
Qué traerse: Gelsenkirchen ha experimentado en los últimos tiempos un proceso bien conocido por los argentinos y que consiste en que al marcharse las fábricas la gente se queda sin trabajo y deja de hacer sus compras en las tiendas tradicionales y éstas cierran y son reemplazadas por locales del tipo "todo por dos pesos"
Qué evitar: Gelsenkirchen forma un complejo metropolitano junto con Dormund, Bochum, Essen y Duisburg, con lo que se debe esperar recorrer grandes distancias para llegar de un sitio a otro. En ese sentido, es imprescindible conocer el sistema de transporte público.
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