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 domingo, 25 de junio de 2006  
Pequeño sueño americano
La posibilidad de viajar y convivir con realidades diferentes a partir de programas de trabajo temporario

Conocer gente de todo el mundo, vivir entre culturas que cruzan preferencias, tejer lazos que unen en el recuerdo y en el tiempo fueron los pilares que transformaron el viaje de Paula en una experiencia superadora de las ilusiones que construyó antes de embarcarse hacia Estados Unidos. Urdido durante un minucioso seguimiento de posibilidades, el programa que eligió le permitió vivir y trabajar como cajera durante cinco meses en Mammoth Lake, uno de los parques de nieve más exigentes del estado de California, y volver con una sonrisa imperturbable.

Paula Bufarini es rosarina, tiene 23 años y estudiante de psicología. El año pasado decidió participar del programa "Work & Travel USA" (trabajo y viaje) a través de la división educación de la agencia de viajes estudiantil Asatej. Se presentó a una entrevista "muy relajada y desestructurada" con sus futuros empleadores y meses después estaba de paseo en su primera experiencia de independencia lejos de su casa y su familia.

"Tenía muchas ganas de ir, pero el viaje superó mis expectativas. Conocí gente de todo el mundo, volví con un montón de amigos y la experiencia me cambió el concepto que tenía sobre los estadounidenses" contó Paula, que vive con su familia y dejó su trabajo en un call center para emprender el viaje.

Paula viajó con otros 11 jóvenes de Buenos Aires, Rosario y Mar del Plata, que iban a trabajar a la misma ciudad. Asatej gestionó que se conocieran antes de viajar, aunque estuvieron en contacto desde la primera entrevista a la que se presentaron, en Buenos Aires.

Fue una sola entrevista y en ese mismo momento supo que había sido aceptada en el sitio y puesto para el que se había propuesto, junto a la fecha y los detalles de su estadía y viaje.

Paula rescató la "cultura del trabajo" que vivió en su estadía en Estados Unidos. "Los empleadores son muy flexibles y todos, muy buenos compañeros. La actitud de los jefes es de mucho respeto: para cualquier medida piden tu conformidad, muestran interés por si estás de acuerdo y tienen un sistema de premios y reconocimientos que resultan un gran incentivo".


Ambientes
La flexibilidad le permitía paseos de fin de semana a los sitios más cercanos, además de casi un mes libre de trabajo, incluido en el tiempo del pasaje y la visa. En esos viajes, organizados entre los mismos compañeros de ruta, trabajo y experiencia, conoció La Vegas, San Francisco o Los Angeles. La facilidad con la que podía organizar los viajes y disponer de su tiempo, aun en temporada de trabajo, le resultó contrastante con la forma de vida que le es cercana en Rosario. "Creo que se debe a una diferencia cultural", arriesga más como inquietud que como respuesta.

Los días libres que se quedaba en la ciudad no eran menos festivos: la empresa para la que trabajaba -operadora del centro de esquí en una de las mejores zonas de Estados Unidos- le brindaba un pase libre para todos los medios de elevación y descuentos en los servicios y comercios. "Algo muy importante, porque una gaseosa cuesta entre 5 y 7 dólares", enfatiza.

Lo único que logró ubicar como menos feliz de su viaje fue la comida, después de recorrer varias veces su memoria en busca de un recuerdo que no volviera a encenderle la sonrisa. "Las comidas son muy fuertes, engordantes. Todo chatarra. Salsa, hamburguesas, dulces, todo muy cargado; y las verduras, son carísimas", cuenta.

Entre las mejores experiencias del viaje, rescata el sentimiento de independencia que otorga "vivir y administrarse sola" .

El programa Work and Travel creado en Estados Unidos en 1947, está patrocinado por un organismo (el Council on International Educational Exchanges, Ciee) que supervisa los contratos y las condiciones. Asatej es una de las empresas que forman parte del programa desde 1996 y el año pasado movilizó unos 300 estudiantes a Estados Unidos, según indicó Débora Chomnalez, a cargo del área en Rosario.


Trabajos de verano
La propuesta es un programa de trabajo temporario rentado, de una duración máxima de 4 meses, exclusivo para estudiantes terciarios y universitarios regurales, de entre 18 y 30 años, que no estén cursando el último año. El viaje se realiza entre diciembre y abril, después del cursado anual de materias y los destinos son las áreas de servicio dentro de los rubros hotelería y turismo de centros de vacaciones de primer nivel y con climas que permiten optar por el sol o la nieve. Los sitios se encuentran en ciudades como Miami, Nueva York, California, Aspen o Salt Lake City.

Las opciones ofrecen viajar con un trabajo pautado o buscar empleo en forma independiente entre bancos de datos y empresas que tienen conexión con el programa. En el caso de que sea pautado, las empresas envían a sus representantes a Argentina para que realicen la selección unos meses antes. Si la búsqueda es en forma independiente, la empresa facilita los datos para contactarse con posibles empleadores. La participación en cada programa es, respectivamente, de U$D 740 o U$D 545 más impuestos.

Para participar es necesario un conocimiento básico de inglés. "No es necesario un nivel muy alto para poder ir, aunque el manejo del idioma permite el desempeño en puestos donde hay mas relación con la gente", cuenta Débora.

La encargada de Asatej asegura que "casi todos los aspirantes" logran incorporarse al programa y enumera entre las características valorizadas por los empleadores: amabilidad, simpatía, cordialidad y flexibilidad ante las diferentes opciones de trabajo.

Los aspirantes eligen al menos dos opciones de acuerdo al lugar, la zona o las tareas requeridas y se presentan a una entrevista con los posibles empleadores meses antes de la fecha del viaje. El encuentro define los ingresos de los participantes y las condiciones de viaje y empleo.

El alojamiento también puede estar contratado antes de partir. Muchos complejos cuentan con habitaciones para el personal u ofrecen alojamiento, pero algunos participantes prefieren elegir casa al llegar, lo que les da la oportunidad de compartir el hogar con personas de distintos orígenes y culturas.


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Centros de esquí, hoteles y restaurantes del mejor nivel son los destinos que forman parte del programa. Lo peor: la comida chatarra.

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