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domingo,
25 de
junio de
2006 |
Entrevista. Carlos Comi dijo que el ARI no debe apresurar los tiempos
"La soberbia de algunos socialistas nos
aleja y pone en riesgo la relación"
El concejal rosarino le apuntó a la segunda línea de Lifschitz y abre interrogantes sobre una eventual alianza
Walter Palena / La Capital
Carlos Comi acusa en su rostro el estrés de los últimos días. Una gripe molesta hizo síntoma en su cuerpo, acaso potenciada por la cuña que metió en su partido el socialista Hermes Binner cuando afirmó que el ARI ya formaba parte del Frente Progresista, la coalición que lo tiene como candidato a gobernador. Si bien la conducción provincial (y otros sectores internos) salió rápidamente a desmentir la versión, el concejal rosarino reconoce que las consideraciones del ex intendente causaron "revuelo" dentro del partido y atribuyó sus palabras a una mera expresión de deseo. "Los tiempos para definir nuestra integración al Frente no son ahora", aclaró.
Medido en sus conceptos, Comi dejo entrever a La Capital que el ARI santafesino no cierra las puertas para una eventual alianza con los socialistas, pero enseguida advierte que en ese tránsito "hay cosas que alejan o acercan", y puso como ejemplo la mala relación que tiene el ARI rosarino con los concejales y ciertos funcionarios de la administración de Miguel Lifschitz, a quien calificó de "soberbios y arrogantes".
-¿Las últimas afirmaciones de Binner complicaron la estrategia que estaba diseñando el ARI?
-En el mejor de los casos, yo lo tomo como una expresión de deseo de Binner.
-¿Sienten que Binner los "apuró"?
-No en lo personal y con el grupo de dirigentes y militantes que integro. Sí causó revuelo, y es lógico. Pero los tiempos para definir la integración al Frente Progresista no son ahora.
-¿La conducción del ARI provincial también lo entiende así?
-Creo que sí... Hay manifestaciones (de la mesa provincial) que dan cuenta de eso.
-Pero antes de la declaración de Binner, Alicia Gutiérrez dio señales para integrarse al Frente Progresista, casi en tono de ruego.
-No creo que sea un ruego, sino una afirmación producto de una convicción de lo que sería bueno para la provincia. Pero lo que nosotros terminemos haciendo en Santa Fe tiene que ser en base a los principios del ARI.
-¿Cree que la conducción de Santa Fe no está en sintonía con lo que baja de la mesa nacional?
-No sé si es tan así. Hay visiones distintas, esto es público y notorio. El ARI es tercera fuerza en Santa Fe, por lo que debemos ser muy cuidadosos en cómo nos integramos en un hipotético frente, sobre todo por la forma que tenemos de construir en política.
-Carrió, la líder natural del ARI, siempre dice que descarta hacer alianzas con elementos tradicionales de la política. En caso de que integren el frente se van a encontrar con la UCR. ¿Esto no choca con los principios de los que hablaba?
-Nosotros nos planteamos una alianza de conductas y no de partidos, de personas que puedan demostrar que viven como hablan, y eso no es el caso de muchos dirigentes de la UCR santafesina. Tenemos que defender este partido que nació de la nada, con el esfuerzo de muchas personas y con reglas distintas a la política tradicional. Los que estamos en el ARI venimos de experiencias políticas que han fracasado precisamente por buscar los atajos. No es que no nos interesa el poder, queremos ser gobierno, pero vamos a llegar a nuestra manera.
-Si las elecciones son desdobladas y se integran al Frente Progresista, el radicalismo va a sustentar la candidatura presidencial de Roberto Lavagna y ustedes la de Carrió. ¿Cómo resuelven ese dilema?
-Estos son los límites que nosotros planteamos: ¿cómo vamos a integrar un frente que después va a tener tres candidatos a presidente? Además de no ser homogéneo el proyecto, no resulta creíble para la sociedad. Ahora, si hay una coincidencia con la candidatura de Carrió, eso allanaría el camino para un acuerdo, pero eso hoy es difícil de imaginarlo.
-¿Qué cosas los acercan o alejan de los socialistas?
-En Rosario hay una situación difícil, de cierta tensión. Hay una soberbia de los socialistas que hace que uno permanentemente se pregunte y debata cómo sería compartir un espacio en común.
-¿Esta soberbia parte del intendente o de algunos funcionarios?
-Es de las segunda línea, de los llamados "jóvenes", que creen que la historia de Rosario comenzó con ellos.
-Pero el que impregna un estilo político es la cabeza visible del proyecto, en este caso el intendente.
-Lo que molesta es que no se respete a una oposición constructiva y propositiva como la nuestra. Cada vez que disentimos en un aspecto, planteamos una alternativa, la estudiamos y le damos sustentabilidad. Pero hay una arrogancia de los socialistas que suben o bajan el pulgar depende de dónde venga la iniciativa. Es muy común escuchar a (Horacio) Ghirardi decir: "si esta idea fuera posible, se nos hubiera ocurrido a nosotros". Esta arrogancia nos aleja y pone en crisis la relación con los socialistas.
-Insisto: una segunda línea no puede actuar sin el consentimiento del que lidera un proyecto.
-Quiero creer que esto no es una convicción del intendente, a quien respeto mucho. Quiero pensar que es un problema de quienes piensan que el poder es eterno, y nunca lo es. El ARI se está preparando muy seriamente para ser poder.
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"Hay socialistas que piensan que la historia de Rosario comenzó con ellos".
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