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domingo,
25 de
junio de
2006 |
Estética: dientes más blancos
Se sabe que una sonrisa saludable con dientes blancos es una excelente carta de presentación. Y hoy, gracias a los métodos de blanqueamiento no invasivos, la mayoría puede lograrlo. Estamos inmersos en una sociedad que se interesa cada vez más por la estética. ¿Por qué no darle importancia a nuestra boca que es una parte muy visible del rostro?
Con el paso de los años, los dientes van perdiendo progresivamente su color por sustancias como el café, el té, el hábito de fumar, algunos medicamentos y hasta la propia genética. El blanqueamiento dental es una técnica odontológica que se realiza una parte en el consultorio, y otra en el domicilio del paciente. Se utilizan geles de peróxido de carbamida o hidrógeno que trabajan por oxidación. Los métodos que se emplean, por lo general, son la luz y el calor pero pueden usarse técnicas de última generación como el láser, el arco de plasma, la luz halógena que aceleran el proceso de blanqueamiento y también la acción del gel.
Previo al tratamiento debe realizarse una limpieza profunda y un pulido de las piezas dentarias. La boca debe quedar libre de caries y, si existe alguna infección, debe ser eliminada. Hay casos excepcionales en los que se produce sensibilidad dentaria luego del uso prolongado de los geles, pero que además de ser transitoria se soluciona rápidamente con tópicos con flúor supervisadas por el odontólogo. La duración del tratamiento depende básicamente del color que tenga el paciente y la cantidad de pigmentos que presente la pieza dentaria, ya que algunos pueden ser más dificultosos que otros.
Los geles se colocan en unas cubetas confeccionadas por el odontólogo; se recomienda realizar el procedimiento durante la noche debido a que hay menor secreción de saliva y el gel permanece estable. Como mínimo debe actuar 4 horas. El resultado obtenido deberá mantenerse con una correcta higiene bucal, no obstante dependerá también de los hábitos del paciente y su color de base. Luego de un año o dos, se puede notar un cambio de color, aunque siempre quedará más blanco que el tono inicial. En ese caso, se deberá concurrir al odontólogo para realizar una sesión de blanqueamiento como mantenimiento.
La mejor forma de mantener los resultados durante el mayor tiempo posible es la correcta higiene bucal: un buen cepillado tres veces por día, hilo dental, enjugues bucales y una visita anual al odontólogo. Las carillas, coronas de porcelana y arreglos estéticos no pueden blanquearse, pero se puede armonizar el tono con el color de los dientes o reemplazarlos.
Andrea E. Feldman
Blanca Ospina de Garrone
Odontólogas
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