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 domingo, 09 de octubre de 2005  
En plena conquista pero en el siglo XXI

Un nubarrón de polvo empaña la atmósfera calcinada de Misión Nueva Pompeya. En este pueblo de 4 mil habitantes, en el corazón del Impenetrable chaqueño, el tiempo se entrevera a simple vista: los indios wichís están congelados en sus chozas del período prehispánico, los campesinos criollos viven en la era colonial cultivando con arados tirados por bueyes y los blancos tienen celulares y acceden a Internet. La región de vegetación salvaje, casi pegada a Salta y 300 kilómetros debajo del Trópico de Capricornio, desanimó la tarea colonizadora a tal punto que los españoles nunca se adentraron en ella. Los que sí avanzaron fueron los franciscanos hacia 1900, cuando no había caminos en esta zona, para organizar a las poblaciones aborígenes dispersas en el monte. Ahora es el turno de nuevos conquistadores que abren praderas donde antes había quebrachales y algarrobales. Lo saben bien los pobladores, tanto como los riesgos de oponerse al nuevo signo civilizatorio.

A menos de un centenar de kilómetros al este de Pompeya, un campo extenso con un cultivo experimental insinúa que hasta en un lugar inimaginable la empresa sojera es factible. Ese campo fue desmontado a la nueva usanza: arrasado con topadoras e incinerado. La misión de quemarlo la recibió Darío Roque Kelmeneuyer, un chico de 16 años, al que le pagaban 50 pesos por hectárea incendiada. Pero las cosas se complicaron: mientras cumplía con el encargo de prender fuego el campo, en febrero de 2004, lo alcanzó un rayo y murió carbonizado. Hubo revuelo, pero nada más allá de Pompeya.

Es que quien se atreva a denunciar la deforestación en el Impenetrable se interna en una aventura peligrosa. Marisa Pizzi, una integrante de la Red Agroforestal que trabaja con comunidades wichís de Pompeya, sabe de tropiezos por enfrentar desde su programa radial a los grupos que desmontan el bosque nativo y que tienen cobertura política de las autoridades de la región.

"Ustedes vieron los campos desmontados al costado del camino -advierte Marisa-. Esas tierras tendrían que haberse reservado para la regularización de los asentamientos de familias wichís, pilagás y tobas. En esos campos vendidos que serán pelados hay muchas familias criollas también y no está resuelto dónde van a ir. Fue un negocio muy grande que han hecho los políticos".

Uno de los adjudicatarios de esas tierras es el padre de Vicente González, intendente de Pompeya. Los intereses en el negocio del suelo son múltiples: uno de los dueños de empresas de topadoras usadas para desforestar la zona es Jorge Guc, diputado provincial del departamento Güemes, precisamente el que abarca el Impenetrable.

"Nosotros vemos todos los días cómo se acordonan los árboles con topadoras y cadenas y se los incendia. Pero según los políticos eso no existe", dice Marisa. "Los dueños de aserraderos hasta se han quejado porque a maderas utilizables se les prende fuego. Pero el subsecretario de Recursos Naturales niega todo. Si vamos con fotos nos dicen que deben ser casos excepcionales".

La disidencia no es gratuita. "En 1999 incendiaron una escuela de la cual era responsable legal el director de la radio donde se denunciaban estas cosas. A mi personalmente me trataron de intimidar aflojándome el extremo de la dirección de mi auto", dice Marisa.


DEL OTRO LADO DEL BERMEJO
Las cosas no son muy distintas en Formosa. "Acá se habla de que el gobierno apuesta al desarrollo. Al desarrollo de los grandes", dice Ponciano Acosta, párroco de la iglesia de Ibarreta, al hablar de la gestión del gobernador Gildo Insfrán. "Los grandes capitales agrarios están viniendo a comprar y arrendar tierra. El beneficio que perciben los campesinos ahora está contrapesado por el perjuicio futuro de la desposesión de las tierras trabajadas por sus antepasados", alerta.

Este religioso de 42 años sitúa la raíz de los perjuicios en un sistema político que concentra el poder en pocas manos y gestiona un modelo al estilo del que estalló en Santiago del Estero: compra de votos y manejo de padrones para manipular el régimen electoral e imposición de los mismos intereses sobre los tres poderes públicos.

"Tenemos un gobierno corrupto que maneja la provincia hace más de 20 años: dan vuelta padres, hijos, esposa, sobrinos, tíos. Son los beneficiarios directos del modelo impuesto: controlan el gobierno, la Justicia, la policía y la prensa. En los diarios de mayor circulación, que son los que se leen en todas las FM del interior, los que advertimos los problemas del avance del desmonte no tenemos lugar".
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