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 domingo, 09 de octubre de 2005  
Doble vida. Los vecinos admiten que "después de las 20" no se atreven a cruzarlas ante la presencia de patotas y aprovechadores
Las plazas rosarinas, a la noche son "tierra de nadie"
La ausencia de controles las transforma en baños públicos y terrenos fértiles para la prostitución y los arrebatos

Diego Veiga / La Capital

De día son recorridas por chicos en sus bicicletas, abuelos que disfrutan del sol y vendedores de pochoclo; pero de noche, la cosa cambia. Oferta sexual, cirujeo y hasta patotas se adueñan de los mismos lugares y los convierten en tierra de nadie. Así, las plazas rosarinas se transforman en escenario de dos realidades distintas de acuerdo a la hora en que se las transite. Tan sólo en el sector del macrocentro, la queja de los vecinos se repite al tiempo que ensayan críticas buscando soluciones. La Capital recorrió las plazas más importantes, y peligrosas en esta área de la ciudad y se encontró con el mismo panorama. Espacios cuidados durante el día, pero desprotegidos durante la noche. Una clara postal de las realidades que conviven en una misma ciudad.

Observar la mutación que sufre la plaza Libertad (encuadrada por las calles Pasco, Mitre, Sarmiento e Ituzaingó) es un claro ejemplo de esta convivencia. La cuadra que alguna vez supo albergar al Mercado de Abasto y dar paso luego, a principios de los 80, a un incipiente espacio verde, sufre por estos días una evidente doble vida.

Enclavada en el corazón de la zona roja, donde travestis, prostitutas y taxiboys ofrecen sus servicios en plena calle observados de cerca por patrullas policiales, la plaza late al ritmo que imponen las distintas horas del día.

"Mientras está el sol, se pone bárbaro. Los chicos disfrutan del arenero, un señor alquila autos eléctricos y la plaza está bastante bien cuidada; pero de noche, por las dudas ni la transitamos", admite Fernando, un vecino del lugar que ya se acostumbró a vivir con estas realidades.

Como sucede en el resto de las plazas, aquí el personal de Parques y Paseos mantiene todo el sector durante el día. El pasto luce bien cortado, se instalaron carteles que rezan "Levantá lo que tu mascota ensucia" y reina el buen aspecto general.

La cosa muta de noche; hasta el pochoclero, ya que en su lugar se instalaba un panchero que desplegaba algunos asientos utilizados ocasionalmente por travestis para descansar de su actividad comercial. Así, en la esquina de Pasco y Mitre, y en el mismo lugar donde de día se alquilan autos eléctricos para los chicos; de noche se vende sexo. "Tan sólo hay que pasar un domingo a la mañana para ver cómo queda la plaza, encontrás cualquier cosa", remarca otro vecino.


Más al centro
La plaza de la Cooperación está casi en pleno centro. Ubicada en la esquina de Tucumán y Mitre, seduce a los extranjeros que llegan a Rosario por su imponente mural del Che Guevara. Pero la mística del lugar no logra calmar las quejas de los vecinos, que también son protagonistas de la doble vida de la plaza.

"Acá el perro lo podés sacar de día y hasta las ocho de la noche. Ya durante la tardecita llegan grupos de muchachos que se instalan en los lugares más cercanos a los árboles a fumar marihuana", cuenta un hombre mientras pasea a su cocker blanco y negro.

La plaza está dividida en dos sectores, uno a cargo de la Dirección de Recreación y Deportes -ubicado detrás de una reja con candado y que consiste en un frontón y un área de esparcimiento- y otro que depende de la Dirección de Parques y Paseos.

Aquí también hay canteros que advierten a los dueños de las mascotas levantar lo que éstas ensucian, pero alguien se encargó de pintarlos encima con aerosol rojo. El césped de los canteros luce bien cortado y los espacios comunes están cuidados.

"Todo cambia de noche, cuando los placeros no están y esto se convierte en tierra de nadie", dice otro vecino que pide reserva de su nombre. Es más, agrega que durante los fines de semana "la situación empeora". Es que en Tucumán entre Mitre y Sarmiento hay dos boliches que, según los habitantes del lugar, "alteran bastante el barrio y la plaza se convierte en el sitio donde los chicos se juntan a tomar alcohol y hasta a usarlo de baño".

La plaza López (entre Pellegrini, Buenos Aires, Laprida y la cortada Alfonsina Storni) merece un párrafo aparte. Recientemente remozada y convertida en el sitio donde se llevó adelante un plan para cambiar el aspecto -se modificó estratégicamente la ubicación de los bancos para evitar la constante presencia de grupos de jóvenes durante los atardeceres que alteraban la tranquilidad de los vecinos- muestra por estos días su cara más linda.

No obstante, los vecinos consultados también remarcaron que durante la noche "la iluminación es escasa" y admitieron que después de las 23 no se animarían a adentrarse. Es que aquí también, como en el resto de las plazas, la oscuridad trae ausencia de controles.


Pasajeros del miedo
La plaza Sarmiento se distingue de las demás por ser quizás la más transitada. Allí convergen la mayoría de las líneas interurbanas de colectivos, por lo que el tránsito de gente es prácticamente incesante durante todo el día.

A pesar de esto, la inseguridad se pasea por el lugar. Es más, hace unas semanas un grupo de jóvenes abordó allí un colectivo, saqueó prácticamente a todo el pasaje y sembró el terror durante largos minutos hasta que fue detenido. Paradójicamente, de la garita policial que estaba instalada en la esquina de San Luis y Entre Ríos hoy sólo queda el recuerdo.

"La plaza es complicada. Acá entrar a los baños es peligroso durante todo el día, pero de noche directamente ni te lo aconsejo", dice un colectivero que para a diario en ese sitio.

También allí trabaja el personal de Parques y Paseos. Es más, los canteros lucen cuidados y todo el sector se muestra en relativas buenas condiciones. Una realidad que cambia entrada la tarde. "Esta plaza siempre fue complicada. Mientras hay gente y los placeros están trabajando, suele no pasar nada; pero a la noche la situación es muy distinta", cuenta el mozo de un bar vecino.

Paradigmático es lo que sucede en la plaza de la Coronación, en el Parque Nacional a la Bandera y a metros del Concejo Municipal, donde adolescentes y niños aspiran bolsas de pegamento a pleno sol.

Y en la plaza Bélgica (Colón y Zeballos) los vecinos admiten estar cansados de la "guerra de grafittis" que de noche "toma por asalto" el lugar y suelen convertirlo un día en reducto leproso y, al siguiente, en canalla.

La plaza Montenegro (San Martín entre San Juan y San Luis) rompe todos los esquemas. Ubicada casi en el corazón de la ciudad, se encuentra sometida a la suciedad y el abandono, una postal que se reproduce tanto de día como de noche y que ya despertó las críticas de comerciantes y vecinos, según informó el viernes La Capital.

Así, a excepción de esta última, donde el abandono golpea durante todo el día, el resto de las plazas del macrocentro suelen quedar a la buena de Dios durante la noche, y en ellas se reproducen imágenes tan disímiles como distantes. Una clara postal de las realidades que conviven en una misma ciudad.


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Cuando baja el sol, la plaza Libertad se nutre de travestis en plena oferta de sexo.

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