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 domingo, 03 de julio de 2005  
[Nota de tapa] - La historia del museo
El desafío de volver a empezar
A punto de cumplir 66 años, el Museo Histórico Julio Marc estrena un nuevo director. Una oportunidad para resolver los graves problemas que complican su funcionamiento

El próximo 8 de julio cumplirá 66 años, con un nuevo director. El Museo Histórico Provincial Julio Marc atraviesa por estos días una de sus cíclicas crisis, o quizá de sus históricas crisis. Problemas crónicos como la falta de presupuesto, la escasez de personal y la insuficiencia de investigadores parecen explicar su escasa proyección en la comunidad, un terreno en el que está cada vez más lejos de los otros museos que se encuentran en la zona del parque Independencia y que resulta particularmente grave porque allí se encuentra una parte significativa del patrimonio histórico de la ciudad.

Podría hacerse un museo del museo o escribir la historia del Museo Histórico. En ese relato, 1998 señaló una fecha importante: se llamó a concurso el cargo de director por primera vez. De la compulsa salió elegida Irma Montalván, profesora de Letras de la Universidad Católica Argentina y conservadora de museos tras graduarse en la escuela local de museología. La funcionaria inició su mandato casi al mismo tiempo que la Justicia abría una causa ante la desaparición -durante la gestión anterior, de Eugenio Travella, designado en 1980- de piezas de numismática y medallas, entre otras. Al término de su gestión, se llamó nuevamente a un concurso, donde se impuso Carina Frid, master en Historia e investigadora de la Universidad de Rosario.

Frid renunció en marzo pasado porque "no fue valorizado el concurso" (ver página 5). A partir del viernes su lugar es ocupado por Rolando Maggi, tercero en el escalafón. Montalván obtuvo el segundo lugar pero declinó volver al Marc para permanecer en su puesto actual de directora del Programa Provincial de Patrimonio.

Maggi es miembro de la Asociación Amigos del Riel y museólogo. Consultado por Señales sobre cuál será el perfil de su gestión, prefirió no hacer declaraciones. "Quiero ver con qué me encuentro", respondió.


Asignaturas pendientes
El Museo fue fundado por Julio Marc en 1939 y al frente del organismo, hasta la instancia del concurso, siempre estuvieron miembros de la Asociación Amigos del Museo -creada por el propio Marc- que ejercieron el cargo de directores ad honorem. En su mayoría pertenecían a familias reconocidas de la ciudad, y tenían estrecha relación con el perfil de coleccionistas. Por eso, quizá, el museo sigue arrastrando ese diseño: su patrimonio se expone como colecciones de un anticuario.

Esta característica casi no se aggiornó con el paso del tiempo. La profesionalización de su personal, la realización de inventarios y catálogos sobre su patrimonio, la creación de un guión sobre su acervo, o simplemente su gestión por fuera de lo coleccionable aún son tareas pendientes o a medio hacer en el edificio ubicado en el parque Independencia.

En el Museo Julio Marc se guardan no sólo piezas de valor histórico sino también documentación de gran interés. Posee una biblioteca y un archivo más que apetecibles para los investigadores. Incluso es una fuente inigualable para el propio museo al momento de sustentar un guión histórico para muestras de su patrimonio.

Una esperanza sobre el futuro del organismo se abrió cuando el año pasado fue elegido por la provincia como uno de los escenarios del Congreso de la Lengua Española. Se trató del primer sitio oficial que los reyes españoles pisaron en Rosario. Allí se acondicionó una sala donde hasta febrero de este año se expuso una muy buena muestra sobre el polifacético Ramón Gómez de la Serna. Sin embargo, desde entonces quedó vacía.

El museo no tiene asignado un presupuesto para obtener nuevas colecciones ni para montar muestras. Sólo recibe partidas para las tareas de mantenimiento indispensables.

Entre las colecciones del museo algunas fueron donadas, otras compradas y en otras no está clara la procedencia. Es que en muchos casos eran adquiridas a anticuarios que a su vez las compraban a huaqueros (buscadores de tesoros arqueológicos). Esta situación dispara varias dudas. Primero, sobre la propiedad de los objetos. El museo es provincial pero como la Asociación lo gerenció por años, hay piezas recibidas por la entidad en donación sobre las que hay dudas de su propiedad. Cuestión que debería aclararse en un inventario o catálogo que nunca termina de hacerse. Es que, y ahí va la segunda, muchas piezas están descriptas según el relato de los huaqueros por lo cual falta precisión o provienen de legados familiares.

Rosario es una ciudad con un perfil cultural cada vez más marcado. Es un polo universitario de importancia en el país. Pero el museo casi no tiene relación con la Escuela de Historia de la Universidad Nacional de Rosario.

La profesionalización es otra asignatura pendiente. La planta de personal del museo está compuesta por una veintena de personas. Entre ellos un puñado tiene título universitario y también hay un especialista en museología. Además, una química alterna tareas de conservación con guías didácticas por la institución. Las visitas guiadas son realizadas entre varias personas que se turnan, ya que además cumplen otras tareas. El museo, sintomáticamente, nunca logró tener un organigrama. Es decir definir cuáles son las funciones clave que se deben desarrollar.

La página oficial del gobierno de Santa Fe en Internet (www.santafe.gov.ar) muestra un ordenado Museo Julio Marc, cuya dirección aún está a cargo de Carina Frid. Da cuenta de logros alcanzados en los años 2000 y 2001, y recomienda una actividad que terminó en septiembre de 2002. Toda una definición a la hora de difundir un histórico museo.
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A plena luz. El Congreso de la Lengua dejó para el Museo Marc importantes obras de iluminación y el recuerdo de la última gran muestra.

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