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 sábado, 28 de agosto de 2004

Nuevas y graves evidencias sobre el guiño de Kissinger a la dictadura
"Si hay cosas que deben hacerse, deben hacerlas rápidamente", le dijo al canciller de Videla

Un documento desclasificado difundido ayer ofrece nuevas evidencias de que el secretario de Estado norteamericano durante la presidencia de Gerald Ford, Henry Kissinger, conocía y dio su anuencia en 1976 a las violaciones de derechos humanos cometidas por la dictadura militar argentina.

En una reunión que mantuvo con Kissinger el 10 de junio de 1976 en Santiago de Chile, menos de tres meses después de que los militares argentinos derrocaran al gobierno de Isabel Perón, el canciller argentino César Augusto Guzzetti dijo que el principal problema de su país era "el terrorismo", señala el documento desclasificado del gobierno estadounidense, de 13 páginas.

"Nuestro principal problema en Argentina es el terrorismo. Es la primera prioridad del gobierno que asumió el 24 de marzo (...) Argentina necesita la comprensión y el apoyo de Estados Unidos", dijo Guzzetti.

La respuesta de Kissinger fue clara: "Hemos seguido de cerca los hechos en Argentina. Deseamos que al nuevo gobierno le vaya bien. Deseamos que tenga éxito. Haremos lo que podamos para ayudarlo a tener éxito".

Más tarde, Kissinger advirtió al canciller de la dictadura que Argentina enfrentaba "un período difícil" y que debía mostrar su "autoridad".


Tiempo curioso
"Es un tiempo curioso, cuando actividades políticas, criminales y terroristas tienden a mezclarse sin ninguna separación clara. Entendemos que deben establecer autoridad", afirmó.

El secretario de Estado aconsejó asimismo al almirante Guzzetti que "si hay cosas que deben hacerse, deben hacerlas rápidamente. Pero deben regresar rápidamente a los procedimientos normales".

Luigi Einaudi, ex miembro del equipo de planificación de Kissinger y actual secretario general adjunto de la OEA, que estuvo presente en la reunión tomando notas para el Departamento de Estado, señaló no obstante que el mensaje general del ex secretario de Estado en el encuentro fue que "eso (los abusos) no puede continuar, no puede hacerse".

"Kissinger es un realista, y un realista en el 76; ya sabía muy claramente, porque tenía ejemplos de lo que había pasado con Chile, que Estados Unidos no podría apoyar ese tipo de represión", dijo Einaudi a la agencia de noticias France Press.

Einaudi negó rotundamente que "el gran Kissinger" hiciera "un guiñazo a Guzzetti para seguir matando gente".

"Desear éxito al gobierno de un país vecino que está metido en turbulencia y violencia no es decir «utilicen este método o esto otro», es que se salgan de esa desgracia lo más rápido posible", sostuvo.

"¿Qué vamos a decir? ¿Que vamos a juntarnos con los rusos para apoyar a los guerrilleros en su contra? Eso sería impensable e inútil", afirmó.

Documentos desclasificados en el pasado ya habían mostrado que, en septiembre de 1976, el embajador estadounidense en Buenos Aires, Robert Hill, se quejó ante Guzzetti por los numerosos abusos de los derechos humanos que estaban cometiendo los militares argentinos.

Guzzetti le respondió que contaba con el apoyo de Kissinger para "controlar el problema terrorista lo más rápido posible".

Otro documento había revelado que Kissinger insistió en su mensaje en otra reunión con Guzzetti en Nueva York, el 7 de octubre de 1976, cuando le reiteró: "Cuanto más rápido tengan éxito, mejor".

El embajador Hill se quejó luego de que Guzzetti había regresado a Argentina en "estado de júbilo" tras el encuentro con Kissinger.

El memorando de la conversación entre Kissinger y Guzzetti "explica por qué los generales argentinos creyeron que tenían un mensaje claro del secretario (Kissinger) de que tenían carta blanca para la guerra sucia", dijo Carlos Osorio, director del Proyecto de Cono Sur en la ONG Archivos de Seguridad Nacional, que pidió la desclasificación del documento.

"Parece que el secretario Kissinger dio luz verde a los militares argentinos" para llevar a cabo la guerra sucia, añadió.

Una comisión de la verdad implementada después de la Junta indicó que los militares "desaparecieron" a al menos 10.000 argentinos en la llamada guerra sucia contra la "subversión" y el "terrorismo" que se extendió durante la dictadura argentina (1976-1983). Según organizaciones de derechos humanos, los desaparecidos fueron aproximadamente 30.000.

Hasta ahora se había confirmado oficialmente que Kissinger había dado ese aval a Guzzetti el 7 de octubre de 1976 en una reunión mantenida en Nueva York, pero el nuevo documento demuestra que venía desde mucho antes. Los primeros indicios en este sentido los publicó el periodista norteamericano Martin Andersen en 1987 en la revista The Nation.

El documento desclasificado de los archivos, por un pedido de Osorio de la ONG National Security Archive, también confirma cómo la dictadura estaba involucrada en el Plan Cóndor que coordinaba la represión en la Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil.

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Los documentos comprometen a Kissinger.

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