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 domingo, 06 de junio de 2004

Desde el 1800. Son los negocios de los Ferrazini, Schellhas y Despecher
Historias familiares y comercios centenarios
Hablan las terceras y hasta cuartas generaciones que hoy atienden a los nietos de sus primeros clientes

Laura Vilche / La Capital

"Todo queda en familia", afirma el dicho popular. Y la frase parece tener razón de ser entre algunos de los comercios que se levantan en Rosario desde la segunda mitad del siglo XIX. La Capital reunió a los actuales titulares de tres de ellos: son padres e hijos, en un caso, hermanos en otros. Tercera y hasta cuarta generación de los fundadores de la Optica Schellhas, el establecimiento gráfico y la librería Ferrazini SA y El Emporio del Resorte. Negocios que ya cumplieron una centuria y que se mudaron más de una vez de dirección, pero no cambiaron de ramo ni de manos y siguen en pie.

Para el historiador e investigador Miguel De Marco (hijo), estas empresas históricas son parte de una Rosario que fue un "emporio mercantil único en su tipo en Sudamérica". Según afirma, estos negocios se fundaron en un momento en que confluyeron cuatro fenómenos importantísimos para Rosario: su elevación al rango de ciudad, la apertura del río Paraná al comercio internacional, la inauguración del Ferrocarril Central Argentino y la modernización de su puerto.

"Todos estos son jalones de un crecimiento vertiginoso -dice De Marco- y por ejemplo, desde el punto de vista demográfico, se tradujeron en destacados saltos poblacionales".

Basta repasar los datos censales de la ciudad para reafirmar lo que plantea el investigador. En 1851 Rosario contaba con 3 mil habitantes; 18 años más tarde la población era casi ocho veces mayor: 23.169. Luego, en 1887, la cifra se había duplicado a 50.914, en 1895 ya trepaba a 91.660 y en el 1900 sumaban 112.461 los habitantes de la metrópolis.

En un centro comercial que por aquella época no había sobrepasado a la actual plaza San Martín, hacia el oeste, y a la plaza López de la actual avenida Pellegrini hacia el sur, estas empresas familiares vivieron momentos de esplendor. Pero también padecieron todas las crisis económicas del país. Al compás de la ciudad, modernizaron sus productos y tecnologías, sus maneras de vender, y hoy tienen entre su clientela a los nietos de sus primeros compradores. Toda una historia de linaje.

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