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 domingo, 06 de junio de 2004

Desde el 1800. De Francia a Rosario
"Resortes que son más viejos que el Magiclick"
La fábrica ubicada en Alvear 124 expone en sus vidrieras bicicletas del siglo pasado. Todo un museo

Las clínicas de gastroenterología les compran resortes de menos de un milímetro y los barcos cerealeros les encargan los de un metro y medio de diámetro y dos de largo. Y hay que tener una certeza: si esos resortes no se consiguen en lo de los hermanos Despecher, no existen en todo Rosario.

"El emporio del resorte". Así se llama el negocio ubicado en Alvear 124, tal vez el más viejo de la ciudad y que aún tiene sus puertas abiertas: se fundó hace 134 años. Allí René (58) y Marcelo (42) fabrican y venden justamente resortes, pero también flejes, alambres y planchuelas. Los mismos productos que alguna vez elaboró su abuelo, el francés también de nombre René, la persona que importó los primeros autos y bicicletas desde Europa a la ciudad.

Algunas de esas bicicletas se exhiben a modo de museo aún hoy en las vidrieras del negocio. Allí se puede ver desde un velocípedo (una rueda de un metro veinte centímetros de diámetro delante y una pequeña de 40 centímetros de diámetro detrás) de 1876, una cardánica (sin cadena) de 1895, a una tripleta (para tres personas) de 1910. Todas traídas de Francia, Inglaterra y Estados Unidos, y en excelente estado anduvieron por la ciudad.

"Muchos anticuarios, de Buenos Aires y aún del exterior, quisieron comprarlas pero no las vendemos, lo que es de la familia no se toca", dicen los hermanos.

Para ellos, las clases de ciclismo de su abuelo son sin duda un dato de la historia familiar a rescatar. Es que el propio don René Despecher fue quien se encargaba de enseñarle a la gente cómo usar las bicis cuando nadie por estos lares usaba ese medio de transporte.

"Aún conservamos los recortes del diario La Capital en los que el abuelo publicaba: "Enseño a andar en bicicleta". Daba las clases en la plaza Sarmiento y después organizaba carreras en el Estadio Municipal", cuenta Marcelo.


Piezas con historia
Y si no fuera suficiente con lo que hay al frente del local hay que recorrer el fondo. Allí hay más piezas de fin del siglo XIX y principios del XX. Biblioratos con facturas, recibos y catálogos; objetos familiares; máquinas de escribir y las dos joyitas: los automóviles franceses Dion Bouton con las primeras patentes de la ciudad, 001 y 002. Máquinas que asustaban con su andar a los caballos de los tranvías y a los perros de la ciudad. "Claro que se usaban poco porque la nafta se conseguía a duras penas", aclara René.

"El franco argentino" se hacía llamar Despecher y eso se lee en la foto del frente de su negocio (por ese entonces ubicado en Sarmiento y Mendoza) en el que el abuelo de los actuales dueños posa junto a su mujer y sus ocho hijos. Debajo de la frase publicitaria se suman las de "Taller de bicicleta y de automóviles" y se agrega el número telefónico del local: "708".

A diferencia de las otras dos firmas centenarias (Ferrazini y Schellhas), en la de los Despecher las mujeres tuvieron lugares protagónicos. La hermana mayor del padre de los actuales dueños, Enriqueta, se encargaba de rectificar y calibrar motores, pero también de hacer tareas de escritorio, compras y ventas.

Los hermanos se sienten orgullosos de sus ancestros y también de su descendencia. Aseguran que el negocio nunca dio como para "tirar manteca al techo", pero que todos vivieron "con dignidad". Bromean al decir que sus resortes ya superaron al Magiclick y a sus 114 años, y dan por descontado que la empresa familiar seguirá en pie.

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Los hermanos Despecher y sus históricos resortes de calle Alvear.

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