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 domingo, 06 de junio de 2004

Optica Schellhas: "Sus ojos merecen lo mejor"

"Sus ojos merecen lo mejor", decía el eslogan con el que óptica Schellhas promocionaba sus anteojos en los años 70 y sus dueños hoy se ríen al recordarlo. Como en típica casa de herrero, Roberto Schellhas (70) admite que hace años no cambia sus anteojos, y Pablo (37), su hijo, reconoce que "nunca" le hace mantenimiento a los suyos. Ambos están, junto con Cristina, hermana de Pablo, al frente del comercio que inauguró en 1887 el inmigrante alemán Enrique Schellhas, abuelo de Roberto y su hermana Nelly. La familia en pleno.

El negocio comenzó con la venta de barómetros, pararrayos y elementos de óptica importados de Europa. Ahora se especializa en anteojos recetados y de sol, tiene desde hace 32 años su casa central en Córdoba 1077, y de ella dependen cinco locales más.

No hay modelo de gafas que no haya pasado por las manos de los Schellhas. Desde las que tenían lentes de cuarzo y las monoculares (se calzaban en un ojo) hasta las de puente ajustable y sin patillas, conocidas como impertinentes.

Los Schellhas muestran algunos modelos de los años 20 y explican: "Son chiquitos como los que se usan ahora, claro que antes eran de cristal y ahora son orgánicos o de policarbonato".

Pablo cuenta que cuando él comenzó a merodear por la óptica, la peatonal Córdoba era una simple calle y su padre recuerda orgulloso que "en los años 30 la gente de Entre Ríos cruzaba en lancha especialmente para comprar sus gafas en Optica Schellhas".

Y no se olvidan de los empleados. "Muchos de ellos ayudaron a que este negocio se haya mantenido por más de un siglo. Orlando, por ejemplo, estuvo con nosotros 50 años y hoy su hija trabaja aquí", dice Pablo.

Padre e hijo no se niegan a revelar la fórmula que los mantuvo firmes en la ciudad. "Laburo, laburo y laburo. Esa es la única forma de que sigan los negocios y las buenas relaciones familiares", remarcan.

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Roberto y Pablo Schellhas, padre e hijo.

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