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 jueves, 01 de junio de 2006  
De no creer. Para la responsable del hogar, hubo sólo una "fiestita de cumpleaños" que no se le ocurrió impedir
El escándalo del geriátrico eyectó a tres funcionarios de la tercera edad
La directora del efector soporta un sumario y su jefe, Osvaldo Ortolani, ya no está en el gobierno provincial

Graciela Silvero está en boca de todos. El país habla de ella después de que se la vio montada sobre un stripper durante el festejo de su cumpleaños en el hogar de ancianos donde hasta ayer se desempeñó como directora. Tras conocer el informe exclusivo que La Capital publicó en la víspera, donde se observan las fotos en cuestión, el gobierno provincial intervino el geriátrico Jorge Raúl Rodríguez y desplazó a sus autoridades.

También rodó la cabeza del titular de la Dirección de la Tercera Edad, Osvaldo Ortolani. "El gobernador (Jorge Obeid) me aceptó la renuncia (que habitualmente suele presentarse al asumir)", se sorprendió el funcionario, aunque reconoció que es "un fusible" y que admite las reglas del juego.

Más aún, el alud además traccionó a la jefa de enfermeras, Susana Ricci (también presente en las fotografías), quien fue removida de su puesto.

El secretario de Promoción Comunitaria de la provincia, Juan Carlos Forconi, fue el encargado de destituir a Silvero en el marco de una mañana convulsionada por la trascendencia de la noticia. "Lo que hice no tiene justificación, pero puedo explicarlo, yo no la organicé, fue una sorpresita que me dieron mis compañeros", dijo la mujer de 43 años en su descargo. Pero no se le ocurrió abortar el festejo.

Forconi y Silvero se vieron las caras ayer apenas ambos llegaron al hogar. El primero ni siquiera había podido leer el diario y aún así se enteró de la noticia apenas se levantó. Sus teléfonos no paraban de sonar desde que comenzó a amanecer. Eran las 9 cuando viajaba desde Santa Fe hacia el efector ubicado en Presidente Perón y Provincias Unidas. Precisamente a esa hora solía llegar la ex directora, ahora bajo sumario administrativo.

Cuando este diario ingresó a su despacho, terminaba de cortar el teléfono a través del que aparentemente hablaba con su madre. "Así son las cosas", alcanzó a decirle. Luego se dispuso a responder las preguntas de la prensa. Atendió a los periodistas uno por uno. Distendidísima, no perdió nunca la compostura y actuó como si nada hubiera pasado. De todos modos, reconoció que "estas son las reglas del juego" y se animó a decir que no va a renunciar. "Eso sería salir por la ventana; yo quiero hacerlo por la puerta grande", descerrajó. Sorprendente.

Además dijo que en el hogar se acostumbra a organizar agasajos de cumpleaños o de aniversarios junto a los abuelos.

Silvero lleva 23 años como funcionaria pública y hace tres que subroga el cargo del director del hogar que se jubiló.

"El festejo fue algo que no pude frenar, no podía cortarles esa alegría, por mi parte no necesito un stripper para llegar al éxtasis y los chiquitos no me gustan, queda claro que fue todo un juego, un show", señaló Silvero. Y dijo que lo que más lamenta es que por su causa, y sin investigación previa, se desplazó del cargo a Ortolani.

"No, no sé quién pudo haber sido el que hizo estas denuncias", comentó luego buscando razones al estado público que tomó el caso que también dio cuenta de irregularidades en el hogar.

No obstante, algunas empleadas se animaron a sindicar a una compañera como la autora de las fotos. Dijeron que sospechan de una "enfermera que poco después de la fiesta (realizada a principios de febrero) pidió licencia con carpeta médica por problemas psiquiátricos".

Hasta apareció la mujer que siendo mucama hace tareas de enfermera. Así lo había denunciado este diario y ella lo justificó. "No hay suficiente personal y me tengo que hacer cargo", puso de manifiesto.

Silvero negó que en el hogar de ancianos hubiera problemas. Con respecto a la falta de anafes dijo que los reemplazó por un termotanque porque no estaban en condiciones y los abuelos dejaban las llaves abiertas. También expresó que la calefacción funciona y que el lugar no tiene enfermeras por más que se utilice ese nombre para el rol de las cuidadoras geriátricas.

"Esta es una casa para ancianos, para residentes autoválidos y no requiere infraestructura médica. Acá sólo tomamos la presión y temperatura y llamamos a Pami o a una emergencia que paga la cooperadora", describió.

Igualmente, ante la consulta del diario, uno de los internos se quejó "del frío que hace en los pasillos". Otro, pidió que "vuelva el lavadero propio" y el último, aunque asustado, se animó a decir que "no se pueden denunciar ciertas cosas" por miedo a ser retirados del asilo.
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"No me voy a ir por la ventana". Gachi Silvero aseguró que no renunciará a su puesto; prefiere retirarse "por la puerta grande".

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