Un negocio que dejó huellas a lo largo de todo el país

En las más de cinco décadas que la empresa familiar lleva trabajando en la ciudad, no sólo dejó su huella en Rosario, sino también en muchas otras ciudades del país donde están emplazadas sus obras.

En una plaza de Río Gallegos, en Santa Cruz, se levanta el monumento "Piloto de Mirage", una réplica de 2,65 metros de altura que fue realizada a pedido de la Fuerza Aérea Argentina en honor a los pilotos muertos en la Guerra de Malvinas. Es uno de los trabajos que exhiben con orgullo porque "no fue tarea sencilla".

En Córdoba también están presentes, más precisamente en Río Cuarto. Allí, se emplazó una estatua de Carlos Gardel de más de dos metros de alto. Y en la base aérea del Palomar, en Buenos Aires, se encuentra una de sus obras más grandes: un homenaje a los muertos de la Guerra de Malvinas que tiene más de cinco metros de alto. Claro que también en Rosario dejaron su huella. El famoso monumento a Eva Perón, más conocido como La Mandarina, que está emplazado en Ayolas y avenida del Rosario, fue obra de este taller "familiar".