La lógica tradicionalista

El músico defiende el uso de las "pilchas gauchas"

El Chaqueño Palavecino es uno de los pocos músicos folclóricos que sube al escenario ataviado a la usanza gauchesca. Cuando buena parte de los músicos del género renegaron de esos atuendos en nombre de una dudosa modernidad, el cantor nacido en el paraje Rancho El Ñato, junto al río Pilcomayo, y criado en Tartagal, defendió siempre el uso de las pilchas gauchas, no desde el rescate de tal o cual tradición sino desde una lógica absoluta: "La gente de mi región viste así -dijo-. Es algo absolutamente normal. Yo mismo vestí así mucho tiempo antes de cantar".

Ya en tren anecdótico el cantor recordó que, en sus tiempos de chofer de ómnibus de larga distancia, cuando trabajaba en La Veloz del Norte, alguna vez se propuso trabajar sin el uniforme reglamentario de la empresa y usar en su lugar ropas gauchas -sombrero, bombacha y poncho-, lo que finalmente logró. "Los patrones no se enojaron -advirtió-. Además en el asiento de atrás solía llevar una montura y cuando llegaba a destino ensillaba algún caballo y me iba a los desfiles tradicionalistas".

A la vieja usanza de las "embajadas folclóricas", también el Chaqueño gusta de aportar elementos inusuales a sus recitales y para ello no desdeña hacer un asado en el escenario o llegar montado en un caballo, como lo hizo en su última actuación en el Festival de Doma y Folclore de Jesús María, en Córdoba. Sus gestos, más que elementos de puesta en escena, son impulsos artísticos.