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 domingo, 19 de junio de 2005  
Figueroa maravilló a Nüremberg
Lucho se metió en la historia y la estadística grande de la selección con tres goles en un partido

El día que cualquier futbolista se atreve a imaginar sólo en un sueño. Es que la conciencia sería capaz de bloquear semejante atrevimiento de cualquier osado optimista. Hacer tres goles en un mismo partido para una de las selecciones más poderosas del mundo no es común. Ni siquiera normal. Desde ayer, Lucho Figueroa engrosó la pequeña lista de afortunados que podrán contar el día que marcaron de a tres con la casaca albiceleste.

El ex artillero canalla consiguió tres de los cuatro tantos con los que Argentina le ganó a Australia 4 a 2 por la Copa Confederaciones y llamó la atención de todos los cazadores de figuras que deambulan por territorio alemán. ¿Cuántos tendría que hacer en Villarreal para igualar la repercusión que obtuvo ayer? La cifra sería tan ridícula que ni siquiera vale la pena calcularla.

Como si la faena no fuera lo suficientemente convincente y contundente, Lucho no hizo ninguno de cabeza. Todos con el pie. Una rareza en el montón: ni siquiera uno solito de arriba.

El rubio que pasó sin pena ni gloria por el Birmingham inglés después de la inolvidable despedida en el Gigante el día que le marcó cinco a un equipo muy disminuido de Boca, renovó sus credenciales de goleador compulsivo en el Cruz Azul mexicano y ahora pelea por un lugar importante en el boom del fútbol español: el humilde Villarreal. Allí convive con Riquelme, Gonzalo Rodríguez, el vasco Arruabarrena, el capitán de la selección Sorín, el uruguayo Forlán y hasta hace muy poco con Sebastián Battaglia y Fabricio Coloccini.

El típico gesto, ya una marca registrada, de mirar hacia el cielo para agradecer la ayuda de su hermano fallecido se repitió ayer tres veces en el estadio de la mítica Nüremberg ante la mirada atónita de propios y extraños. Es que muy probablemente, la mayoría haya ido a ver a Saviola, Riquelme, Sorín, Heinze, Samuel... Los consagrados. Y se encontró con la imponente capacidad goleadora de Lucho que jamás olvidará esta Copa Confederaciones más allá de la posición que ocupe la selección argentina en ella.

Es imposible evaluar cuántos casilleros avanzó Lucho hacia la lista de Alemania 2006, pero es probable considerar, sin demasiado margen de error, que ahora Pekerman deberá anotarlo en la nómina grande que después será depurada. Eso si ya no lo tenía incluido.

Futurología al margen, Figueroa tuvo su gran día en Nüremberg, una ciudad histórica que alguna vez paralizó al mundo por el Proceso a la jerarquía nazi que había sobrevivido a la guerra.
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