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 domingo, 07 de noviembre de 2004  
Al compás de los "ole" se vivió la goleada argentina
El público respondió, alentó y gritó eufórico el gol de Lucha

Desde temprano los espectadores se acercaron para seguir el Champions Trophy. No interesaba que Las Leonas se presentaban en último turno. La oportunidad de seguir un torneo de máximo nivel mundial es una oportunidad única y fueron pocos los que quisieron estar ausentes. Claro que en el momento que la selección argentina apareció en la cancha del Jockey, la emoción llegó a lo máximo. Ahí estaban las chicas argentinas de tantas batallas, de tantos éxitos. Y estuvieron muy bien acompañadas.

Hubo escasísimos claros en las tribunas, con capacidad para 6000 personas, y también es entendible. Son seis jornadas y Argentina tuvo delante ayer al rival más débil. De todos modos, fueron muchos los que le dieron colorido al Jockey, alentaron, aplaudieron las mejores jugadas y se animaron a los oles cuando Las Leonas goleaban a placer y movían la bocha a un toque, mientras Nueva Zelanda esperaba agazapado que no le convirtieran más.

La euforia llegó a lo máximo en el momento que Aymar anotó la tercera conquista argentina. Había que estar ahí para darse cuenta que se gritó más fuerte que los demás goles. Es que era el gol de Lucha, la que creció en el club, aprendió a ser la Maga, llegó a la selección y se consolidó como una de las jugadoras más desequilibrantes del mundo.

El "vamos, vamos, Argentina", partió de las gargantas en los primeros instantes y después aparecieron los aplausos y las exclamaciones para los amagues de Lucha o de Sole García, las penetraciones punzantes de Gulla y hasta alguna proyección de Stepnik, otra que tuvo también sus propios afectos.

"Un gol más y no jodemos más", pedía la gente, que disfrutaba del baile que le estaba dando Argentina a Nueva Zelanda. Las jugadoras no fueron menos y retribuyeron esa solicitud ampliando la diferencia y no guardándose nada.

Como siempre hicieron, dando todo, brindándose al máximo. Con esa actitud que las llevó a ser las mejores. "Son las Leonas el orgullo nacional", entonaba el público para ratificar que son un ejemplo.

El atardecer en el Jockey estuvo dominado por las emociones. Cuando Oneto desequilibró rodeada de rivales en un espacio reducido y Weavers le ahogó el grito de gol, descendieron los aplausos. De algún modo era el reconocimiento para la goleadora que transita sus últimos partidos con la celeste y blanca.

Una vez finalizado el partido, las chicas trotaron y dieron dos vueltas a la cancha. Las palmas se hicieron sentir una vez más y Las Leonas saludaron con una sonrisa, disfrutando ese último instante. Era el reconocimiento hacia esas chicas que, como tantas otras veces, cautivaron con su juego. Aunque esta vez no hubo que seguirlo en televisión. Fue en vivo y en directo. Para que la emoción sea aún mayor.
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Soledad García vuela luego de que la arquera neocelandesa le trabara la bocha.

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