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 domingo, 10 de octubre de 2004

Fortaleza de Santa Teresa

Uruguay cuenta con numerosos parques nacionales creados para preservar patrimonios paisajísticos, geológicos, flora y fauna autóctona. Dichas reservas poseen distintas características geográficas y entornos. El parque nacional de Santa Teresa, con 2.000.000 de árboles de todo el mundo a lo largo de más de 3.000 hectáreas, es un lugar ineludible. Posee varias opciones de alojamiento para disfrutar en plenitud y con tiempo: hermosas playas, zonas de recreación, paseos, avistaje de fauna, pesca y una importante red de servicios que van desde la enfermería hasta la proveduría.

La administración militar de Santa Teresa defiende ciudadosamente el medio ambiente y realiza tareas educativas sobre cómo acampar sin agredir a la naturaleza. Hay allí más de 60 kilómetros de senderos para realizar caminatas y cuatro estupendas playas enmarcadas por extrañas formaciones rocosas, donde es posible pescar en abundancia. En este parque también se encuentra una importantísima variedad de vegetación forestal y conviven múltiples especies de mamíferos, reptiles y aves. Un imbernáculo y un sombráculo reúnen las delicias de los amantes de la naturaleza. Además posee el rosedal más importante de Uruguay, con más de 330 especies de rosas.

La reserva natural está coronada por una fortaleza militar de forma pentagonal cuya construcción iniciaron los portugueses en 1762 y culminaron los españoles. Fue escenario de múltiples invasiones y batallas entre españoles, orientales y portugueses. Era un punto de gran valor estratégico por la visibilidad y porque controlaba el único camino por donde podían venir los enemigos.

Luego, perdido su valor estratégico, fue abandonada a la acción de la arena. Un siglo después, en 1928, cuando las dunas se habían "tragado" las ruinas, se comenzó la reconstrucción. La fortaleza guarda entre sus muros un grandioso museo digno de ser visitado: un polvorín, una capilla, maquetas de los distintos fuertes de Uruguay y una colección de armas y estandartes de la época. Hoy este grandioso monumento histórico luce casi como en sus días de máximo esplendor, dominando como hace dos siglos el paisaje de la región. Es un paseo imperdible.

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