La Capital
 
Año CXXXVII Nº 48473
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Turismo
Mujer
Economía
Escenario
Señales


suplementos
ediciones anteriores
Salud 04/08
Autos 04/08
Turismo 01/08
Mujer 01/08
Economía 01/08
Señales 01/08


contacto


servicios

Institucional



 domingo, 08 de agosto de 2004

candi
[email protected]

-Pido perdón a los lectores porque en los últimos días esta columna estuvo carente de espíritu esperanzador en el plano político. He encontrado personalmente más razones para criticar al gobierno (y cuando digo gobierno no me refiero sólo al nacional) que más argumentos para eludir esta crítica llena de escepticismo y pesimismo. Pido perdón porque hoy, con motivo del festejo del Día del Niño, tampoco seré optimista, ni estaré contento. Lo siento, lo siento mucho, no tengo motivos para celebrar cuando casi la mitad de los chicos de mi país viven en la pobreza y cuando la mitad de esa mitad tiene la tierna mirada puesta en un sueño imposible: un pedazo de pan.

-Yo tampoco, Candi, tengo razones para la celebración, cuando aún no se ha traspuesto la calamitosa realidad de hace algunos años reflejada en una encuesta que me aflige: de cada mil nacidos vivos, muere por diversas causas atribuidas al desamparo el 18 por ciento de los bebés; el 41 por ciento de los niños de 14 años o menos son pobres. El 12 por ciento de los niños de 14 años o menos son indigentes. La tasa de mortalidad infantil en Argentina triplica a la de Singapur, es un 90 por ciento superior a la de Cuba y un 35 por ciento superior a la de Chile. La ausencia de cobertura de salud de la madre y las necesidades básicas insatisfechas aumentan un 41 por ciento los riesgos de muerte de los niños antes de los 2 años de vida. La tuberculosis pulmonar en niños menores de 5 años creció un 150 por ciento en los últimos años de la vida argentina. Existen en el país más de 4.500.000 niños pobres menores de 14 años, de ellos casi dos millones son indigentes. De no existir ayuda externa, esos indigentes están imposibilitados de acceder a una canasta de alimentos básica que permita la sobrevivencia biológica.

-Muchos de esos chicos pertenecen a familias que antes conformaban la clase media y muchos chicos de la actual clase media viven en la soledad y el desamparo, no porque sus padres no los amen, sino porque son obligados por una estructura perversa a permanecer excesivas horas fuera del hogar tratando de allegar recursos para seguir permaneciendo en un medio ambiente hostil, caracterizado por la falta de amor, la inescrupulosidad, el personalismo y la descarnada competencia.

-Los chicos de las clases pudientes tampoco se llevan lo mejor. Muchas veces a ellos también les afectan la soledad y el desamparo y crecen en un medio donde el amor suele ser una ilusión. Pero además, sus padres aun cuando dispongan de riquezas materiales y espirituales para prodigarles, deben soportar injustamente que sus hijos sean víctimas de la violencia física o moral, o de secuestros protagonizados por individuos de sectores marginales. A todos estos chicos: indigentes, pobres, de la clase media y de la clase rica les afecta, además, lo mismo: un futuro impredecible. Y esto es grave, porque en una sociedad inestable, en ebullición y perturbada nadie está a salvo. Naufraga en el mar tempestuoso tanto la nave frágil como el barco de gran porte.

-Anteayer observé cómo se cumple esta realidad inexorablemente más tarde o más temprano. Frente a mi casa, una mamá pobrísima buscaba con su hijito en brazos cartones entre la basura, pero encontró desecho de comida que puso en un bolso. Anteayer, también, me afligía hasta la última fibra de mi ser el dolor de esta mamá de San Isidro que pidió de rodillas y desesperada a los captores que le devuelvan a su amado hijo de trece años.

-Nuestra mente se indigna hasta límites rayanos con la furia y la pena estruja a nuestro corazón. ¿Quiénes son los responsables de esta barbaridad? ¿Quiénes son los monstruos servidores del poder diabólico que lograron que en la tierra bendecida por Dios con el buen trigo un niño deba mirar de lejos un pedazo de pan? ¿Quiénes instalaron la violencia como signo del tiempo en esta tierra que en un momento había alcanzado al fin la paz y la esperanza cierta? ¿Puede decirlo, Inocencio? ¿Puede decir quiénes son los responsables de este averno?

-Son los perversos que nunca faltan. Sí, ustedes, los perversos políticos de izquierda, de centro y de derecha. Ustedes, indignos militares. Ustedes, delirantes guerrilleros de las milicias "impopulares" que creyeron que una sociedad se construye con sangre derramada. Ustedes, magistrados dependientes que traicionaron la Justicia. Ustedes, corruptos dirigentes gremiales que se enriquecieron a costa de los trabajadores. Ustedes, operadores económicos y financieros que construyeron imperios con el dolor del débil. Ojalá que un día el milagro se produzca, que una fuerza desconocida los expulse para que puedan llegar al poder los buenos, los que aman, los que sirven, que los hay en todas las instituciones, y podamos decir con alegría: ¡Feliz Día del Niño!

Candi II
contacto


buscador

clima mas
Mín -1º - Máx 13º
despejado.gif

la frase del día
"Cuando nos acercamos a los jóvenes descubrimos que son nuestra esperanza, que hay generosidad, ganas y anhelos de trabajar"
Monseñor Jorge Lozano
Obispo auxiliar porteño
Ver noticia


tapa edición impresa


humor mas humor
ampliar

horoscopo mas
Leo - 23/07 al 22/08
horoscopo

  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados | Desarrollado por SPCOM