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 domingo, 01 de agosto de 2004

In Memorian. Hace 60 años, el 1º de agosto de 1944, comenzaba la rebelión de la capital polaca
La Insurrección de Varsovia, la batalla ganada por los nazis gracias a Stalin
La resistencia de civiles mal armados duró 63 días. La ciudad fue arrasada junto con 250.000 habitantes

Hace 60 años, el 1º de agosto de 1944, comenzaba una de las más épicas y trágicas batallas de la Segunda Guerra Mundial, aún más heroica que Normandía o Stalingrado porque fue librada por civiles mal armados, incluyendo a miles de niños y mujeres de todas las edades. Fue la Insurreción o Alzamiento de Varsovia, que los nazis ahogaron en sangre mientras el Ejército Rojo de Stalin se detenía a poca distancia por orden del dictador, quien no deseaba una resistencia victoriosa y no comunista. Entre el 1º de agosto y el 2 de octubre de 1944, al menos 250.000 personas murieron, combatiendo desesperadamente mientras esperaban en vano la ayuda de los soviéticos.

El gobierno polaco en el exilio en Londres dio la orden de lanzar el ataque contra los ocupantes nazis en la esperanza de liberar la ciudad, tal como habían hecho poco antes los franceses con París y los italianos con Roma. Pero mientras estos tuvieron el vital auxilio de los ejércitos anglo-estadounidenses, los polacos quedaron solos frente a las tropas de las SS. Stalin no sólo frenó a su ejército sino que negó permiso a los aliados para que sus aviones de transporte pudieran hacer escala en territorio ruso para repostar combustible y lanzar provisiones y armas sobre Varsovia.

Para el verano boreal de 1944, con las fuerzas soviéticas avanzando firmemente hacia el Oeste, los polacos notaron la debilidad de las fuerzas alemanas. El continuo paso de unidades alemanas en retirada que atravesaban Varsovia contribuyó a reforzar esta impresión. Además, los soviéticos incitaban a la rebelión a los polacos. Estos se habían organizado en el Ejército Interno (Armia Krajowa), a las órdenes del gobierno en el exilio. En la esperanza de restablecer al gobierno democrático de preguerra se tomó la decisión de atacar a los alemanes en la capital, adelantándose al Ejército Rojo, pero sobreentendiendo que sus fuerzas acudirían en su auxilio.

El 1º de agosto a las 5, el comandante del improvisado y apenas armado Ejército Interno, general Bor-Komorovski, con una fuerza de entre 35 y 50 mil partisanos -de los cuales sólo 5 mil estaban bien armados- atacó a los alemanes. Apoyados por la población, para el día 4 habían tomado el control de gran parte de la ciudad, aunque al costo de miles de muertos. La bandera polaca volvió a flamear en Varsovia por primera vez en cinco años. Pero los polacos estaban en su mayoría armados con viejos fusiles y algunas armas tomadas a los alemanes, y lógicamente no contaban con artillería ni tanques o apoyo aéreo. Los alemanes comenzaron a contraatacar desde el día 3 y enviaron refuerzos rápidamente: unidades de las SS, una brigada de ex prisioneros rusos y otra de ex convictos. Se trataba de tropas que el propio Hitler había previamente removido del frente por su brutalidad.

Pronto las fuerzas polacas fueron divididas y fragmentadas. Los alemanes quemaban edificios y manzanas enteras para eliminar a los resistentes. Los polacos no contaban con ninguna línea logística que les permitiera reabastacer a sus fuerzas con comida y medicinas y, sobre todo, con municiones. Pese a esto, resistieron en el Casco Antiguo durante 33 días. Un edificio cambió de manos hasta siete veces. Antes de ser aniquilados, los comandantes polacos ordenaron evacuar el Casco Antiguo.


La última hazaña
La única manera de huir era a través de los desagües subterráneos. Un veterano, Tymoteusz Duchowski, "Motek" de nombre de guerra, tenía 16 años en agosto de 1944. "Debido a mi pequeña estatura, fui destinado a las Ratas de los canales , una unidad de jóvenes guías y mensajeros encargados de transmitir órdenes y transportar armas, así como de evacuar tropas y heridos", rememoró. "A la salida la luz era enceguecedora, pero yo estaba contento de estar vivo", contó "Motek", sonriente, recordando su sacrificio de hace 60 años. "Cuando, después de un mes de combates, los alemanes entraron en el Casco Antiguo, uno de los primeros bastiones que cayeron, no hallaron un sólo combatiente", recordó con orgullo.

Guiados a través de las cloacas por esos exploradores, con frecuencia muchachas de 15 o 16 años, los combatientes se habían unido a través de un canal de 1.600 metros a otros resistentes que continuaban luchando.

Pero luego de 63 días de lucha el Ejército Interno debió rendirse y acordó la evacuación de la ciudad. En septiembre, cuando la victoria alemana ya era un hecho, los rusos ordenaron que una pequeña cantidad de munición fuera lanzada sobre la ciudad. Incluso esta pequeña ayuda fue inútil, ya que las balas eran soviéticas y no servían a las armas de los polacos.

Cuando las hostilidades cesaron, el 85% de Varsovia había sido destruida y aniquilado el Ejército Interno, así como buena parte de la población civil. Los alemanes deportaron a la población sobreviviente. Según cifras estimativas, apenas cinco mil partisanos polacos comenzaron los combates bien armados y sólo 23 mil recibieron a tiempo la orden de ataque el 1º de agosto. 18 mil murieron en combate y entre 8 y 25 mil fueron heridos gravemente. Quince mil fueron hechos prisioneros y entre 180 mil y 250.000 civiles murieron, muchos como resultado de las ejecuciones en masa. Los alemanes asesinaron a al menos 40 mil civiles que habían quedado sin vivienda. El destino de la gran mayoría de los partisanos prisioneros no fue mejor.

Luego, cuando los alemanes fueron derrotados por los soviéticos -entraron en Varsovia el 15 de enero de 1945-, nadie se opuso a la dominación comunista de Polonia. La carnicería había dejado un enorme vacío humano y político, tal como había planeado Stalin.

Pero el dictador soviético no fue el único villano en la tragedia de Varsovia. Sin el conocimiento de los dirigentes polacos, Franklin Roosevelt y Winston Churchill habían cerrado un acuerdo secreto con Stalin con el fin de ganarlo para la causa aliada. Más de dos tercios de Polonia debían pasar a la Urss y su gobierno sería elegido por Moscú.

La victoria aliada en Europa llegó en mayo de 1945. Polonia se mantuvo ocupada por los soviéticos. Los aliados reconocieron al gobierno títere que Stalin impuso, en lugar de reclamar la reinstalación del representativo gobierno en el exilio, que la Urss nunca había reconocido. En Varsovia no se permitió erigir un monumento en homenaje a los héroes de la Insurrección hasta después de la caída del comunismo en 1989.

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Una pausa en el combate. Cascos alemanes y viejos fusiles formaban el equipamiento.

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