La islandesa presentó en España "Medulla", su nuevo disco

Bjork: "Me había impuesto muchas reglas y yo quería respirar"

La cantante defendió el aire vanguardista de su flamante álbum

La cantante islandesa Bjork viajó a España para presentar sobre el fin de semana su nuevo disco, "Medulla", en cuya composición, según adelantó, influenciaron su reciente maternidad y los conflictos políticos que ha vivido el mundo en los últimos tiempos.

Bjork (1965) comenzó su carrera a los 11 años -cuando grabó su primer álbum, "Bjork"- y en 1987-1992 formó con Thór Eldon, Magga Ornólfsdóttir y Bragi Olafsson el conjunto The Sugarcubes. Ha editado discos como "Debut", "Post", "Telegram", "Homogenic", "Selmasongs", "Vespertine", "Family Tree" y "Live Box".

El nuevo álbum ha sido definido por algunos medios como uno de los mayores experimentos de Bjork con su voz. Coros místicos, modulaciones guturales, ecos del lejano Oriente y silencio. Las canciones para bailar son tres, en un álbum donde se imponen cánticos más relacionados con la magia de los viejos hechiceros del norte de Europa.

"Estaba cansada de los instrumentos, y también de coleccionar ruidos. A lo largo de mi carrera me he impuesto muchas reglas, y necesitaba respirar, improvisar y guiarme por la intuición, algo que perdí durante el rodaje con Lars von Trier. Me entregué completamente a él y por eso pido perdón en los versos de «Show Me Forgiveness». Nadie puede regalar su alma a otra persona si quiere seguir vivo", dijo Bjork.

La cantante se refirió de esa manera a la experiencia de "Bailarina en la oscuridad", la película que filmó con el director danés y que se convirtió en su momento en un pequeño escándalo porque la intérprete se quejó del trato de Von Trier y del rumbo trágico que tomó el destino de la heroína que le tocó representar. En algún momento del rodaje, Bjork escapó y amenazó con no regresar. De todas formas, el filme se terminó y fue aclamado en los festivales de cine internacionales y la cantante obtuvo numerosos premios.

El nuevo disco es, según se anticipa, un desafío para los oyentes. Consultada sobre si se trataba de una provocación, la cantante respondió: "No lo hago de forma caprichosa. En el fondo soy muy conservadora; en casa me dedico a cantar como cualquier persona y a tocar el piano, pero no tardo en aburrirme de las cosas que dejo atrás, como sucedió en mi anterior gira, cuando durante meses me sentí obligada a interpretar viejas canciones. Necesito explorar nuevos caminos, porque repetirme sería como trabajar, como tener un oficio y un sueldo... En este álbum empecé por grabar las voces y los coros, y fue entonces cuando descubrí lo que quería hacer; fue de forma casual, sin saber dónde me dirigía, como cuando caminas con una antorcha en la mano en medio de la oscuridad".

La experimentación no fue obstáculo para que Bjork asumiera posiciones políticas en una de sus canciones. Los enemigos fueron George W. Bush y Osama Bin Laden. "La única manera de superar las tragedias de este mundo es darles la espalda, pero como habitante de Nueva York, una ciudad llena de extranjeros, donde casi nadie es neoyorquino, me llegué a sentir agredida cuando comprobé que, tras el 11-S, de pronto todo se llenaba de banderas norteamericanas y que gente tan liberal como Lou Reed, Laurie Anderson o Sonic Youth se dedicaba a escribir panfletos políticos en los periódicos... Creo que por primera vez en mi vida me sentí europea", contó.

Otras de las influencias que Bjork destacó en la creación de "Medulla" fue la maternidad. "Me he sentido otra vez viva y muscular, instintiva y casi salvaje. Tenía todo el universo delante de mí, sin necesidad de complicar las cosas sencillas que brotaban de mi interior con la tecnología que ha impregnado mis anteriores álbumes, y por eso he intentado que la voz humana sea el soporte, casi único, de estas canciones", dijo.

Bjork dice que en su casa puede ser muy conservadora.