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 domingo, 01 de agosto de 2004

Recomiendan usar el superávit para reducir impuestos
Juan Llach: "Al gobierno le falta armar una agenda de competitividad"
El economista se mostró preocupado por la revaluación del peso y sugirió medidas compensatorias

Para el economista Juan José Llach no hay razones económicas que impidan que la economía crezca este año al 8% anual. Sí se mostró preocupado por el efecto que las imágenes de violencia en la Legislatura porteña pueden tener en las decisiones de inversión, aún cuando admitió que buena parte de las inversiones están dirigidas al interior, donde no se registra ese nivel de conflictividad. El ex viceministro de Economía consideró que el gobierno debe aprovechar el creciente superávit fiscal para avanzar en una "agenda de competitividad" que compense la tendencia a la revaluación del peso. Llach disertó en la Federación Gremial de Comercio e Industria sobre la potencialidad del sector agroindustrial en la creación de empleo, y en ese marco dijo que no espera que los precios de la soja lleguen a los bajos niveles previos a la devaluación y que el gobierno puede apelar a la baja de las retenciones para moderar el efecto de esta caída.

-¿Los indicadores industrial y de actividad del segundo trimestre anticipan una desaceleración del crecimiento?

-Desde principios de año estuve entre los más optimistas, pensando que Argentina podía crecer 8% en 2004 y 4 ó 5% en 2005. Todavía es posible. Para crecer en todo el año un 6%, como dice Economía, tendría que haber un parate brusco en la segunda mitad del año. Pero hay que proceder rápido porque cuanto menos crezcamos este año más difícil el creciminto del año que viene, ya que la economía va perdiendo inercia. Acá es clave la inversión. Argentina está invirtiendo 16,5% del PBI y para crecer sostenidamente debería invertir el 20,5%. Es decir que están faltando como 5 mil millones de dólares. Y ahora preocupan un poco las dificultades para, sin violencia, hacer cumplir la ley y el orden frente a los problemas de violencia que se produjeron. Eso es algo que cualquier persona que esté por invertir lo va a tener en cuenta. El otro tema es el de la reestructuración de la deuda y el acuerdo con el Fondo, pero eso finalmente se va a resolver. Son las escaramuzas de siempre.

-¿Dice que la protesta social es lo que está comprometiendo la posibilidad de crecer al 8%?

-No la protesta social sino de la dificultad para canalizarla y hacerla compatible con la ley. La gente se asusta cuando ve hechos como los de la Legislatura porteña. Así posterga pequeños gastos y, si se generaliza, tenemos un problema.

-Pero el nivel de conflicto, en realidad, bajó. Quizás haya focos más duros, que parecen tener más que ver con alguna operación política que con otra cosa.

-Podría ser. Lo que pasa es que Argentina lamentablemente tiene una tradición violenta en materia política. Y la gente ve estas imágenes y se asuta. Lo que más se va a fijar la gente es si se logra preservar el orden sin recurrir al gatillo fácil.

-Este tema está más centrado en Buenos Aires, mientras que muchas de las inversiones se están haciendo en el interior.

-Eso es muy notable porque en buena parte del interior la situación mejoró mucho. Eso explica la fuerte localización de la conflictividad social que, a diferencia de los 90, ahora se concentra en Buenos Aires. Hubo una gran redistribución del ingreso hacia el interior, que puede durar unos años porque, manteniendo la economía abierta y con un tipo de cambio competitivo, la agroindustria es la que mejor puede aprovechar la gran oportunidad que se abre con el mercado asiático.

-Acá se sintió el efecto de la decisión china de planchar las compras. ¿La baja del precio de la soja puede potenciar un ciclo recesivo?

-Mi impresión es que no va a llegar a tanto. Pero tampoco hay que pensar que ciclos de precios como los que se dieron a principios de año son para siempre. No veo los precios cayendo al nivel del año 2000. De todos modos, esta situación va a plantear un conflicto adicional, que es el de las retenciones. Hoy está ese colchón, con el cual se podría atenuar la baja de los precios.

-También está el tipo de cambio.

-Pero si Argentina no entra en un desorden, la tendencia va a ser a una moderada revaluación del peso. Y es ahí donde el gobierno tiene que ir pensando medidas para que no se pierda esa competitividad. Y para eso hay una larga lista de tareas: hacer más eficiente al Estado, eliminar impuestos o generalizar regímenes como el de la devolución anticipada del IVA a la inversión. El superávit fiscal debe estar hoy en el 5% del PBI. Es un buen colchón para avanzar en esas medidas. El otro tema es la presión salarial, que tendrá una incidencia adicional con la unificación de la CGT. Va a resolver una problemática social pero va a generar un efecto económico, sobre todo pensando en Brasil y en los recientes problemas comerciales. Por eso es tan urgente esta agenda de competitividad.

-Más allá de las consideraciones políticas, ¿hay razones económicas que puedan frenar el crecimiento?

-No me parecen los más importantes hoy. El segundo trimestre de 2004 la industria produjo claramente menos que en el segundo trimestre de 2003. Es la primera vez en este ciclo que este indicador da para bajo. Pero estuvo la crisis energética, que ahora de alguna manera se ha emparchado. También hubo una gran aspiración de recursos para el gobierno, con estas recaudaciones récord, que de alguna manera enfría la demanda. En el tercer trimestre estos dos factores están operando menos.

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Llach disertó en la Federación Gremial.

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