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 sábado, 24 de noviembre de 2007  
Una pesadilla repetida

Lucas Vitantonio / La Capital

El presente parece haberse ensañado con Central. El destino le da la espalda y no le perdona ningún error. Los minutos finales de cada partido son una verdadera pesadilla. A lo largo del Apertura se le fueron varios puntos que tenía casi en el bolsillo. Volvió a tropezar con la misma piedra y quedó de rodillas sobre el filo de la chicharra. La mala suerte no existe, pero este equipo canalla ya la tiene como una sombra que le pisa los talones. Tigre lo despojó del punto que estaba cosechando luego de que Lázzaro clavó el segundo en el tercero de los cuatro minutos de adicional.

   El trámite del partido fue parejo hasta los 10 minutos. Luego de ese lapso, una infantil desatención en la defensa auriazil volvió a costarle carísimo al conjunto de Galloni. Un envío frontal al área provocó el cabezazo defectuoso de Ledesma hacia atrás, luego dudó Emiliano Papa y Martín Morel, aprovechando todo, metió un fierrazo que abrió el marcador. Esta circunstancia sumió a Central en un profundo desconcierto.

   Para colmo de males, Damián Díaz quiso apurar el juego de una manera equivocada. Le metió un planchazo a Román Martínez, que el árbitro Juan Pablo Pompei advirtió y castigó correctamente con la expulsión.

   Central lució a la deriva hasta el final del primer tiempo. No hizo pie en ninguna línea y sólo Borzani, sin jugar un partido de otro mundo, trató de frenar con amor propio el toqueteo de los volantes locales.

   Tigre pudo estirar la ventaja y chocó un par de veces con Cristian Alvarez, que volvió a responder con solidez. Esa facilidad que tenía el equipo de Diego Cagna de tres cuartos hacia adelante, finalmente terminó por relajarlo. Pensó que el duelo ya estaba definido.

Central, con uno menos, no generaba y el arco de Tigre le quedaba a un abismo de distancia. Con esa pobre imagen finalizó el primer tiempo.

El complemento parecía que sería un trámite para el conjunto de Diego Cagna, ya que tenía un jugador de más. Pero fue una presunción que estuvo muy lejos de concretarse. Galloni metió mano en la delantera y le dio pista a un movedizo Emilio Zelaya y salió Belloso, de muy flojo partido.

Entre Zelaya y Vizcarra se las ingeniaron para empezar a complicar a la defensa del Matador. Encima, el local estaba confiado que Central no lo podía lastimar y le entregó la pelota y el campo.

Así los canallas comenzaron a progresar en el campo y llegó el empate. Otra vez Vizcarra mostró su raza de goleador letal y luego de dominar la pelota cuando se la bajó Zelaya, definió cruzado ante la mirada incrédula de la multitud que acompañó a Tigre.

Con el rival confundido, Central se animó a merodear la victoria y de cabeza lo perdieron sucesivamente Vizcarra y Costa. Luego Lázzaro desperdició un fusilamiento y mandó la pelota a la tribuna.

Pompei levantó cuatro dedos marcando el tiempo adicional y se materializó la maldición que acompaña a Central en el Apertura. El canalla no supo tener la pelota en el final y Tigre fue por todo. Diz picó en posición adelantada, la metió atrás y Lázzaro se recibió de verdugo. Otra historia que por repetida no deja de ser dolorosa. l
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