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 domingo, 21 de octubre de 2007  
Historia de una dura condena contra una madre singular
Alumbró a los primeros trillizos rosarinos del milenio. Le acaban de dar 9 años por narcotráfico

“Soy inocente y esta condena es injusta”. Así comenzó el diálogo de Sandra Cardozo con La Capital. La mujer de 43 años fue condenada hace 10 días a 9 años y 6 meses de prisión por el delito de tráfico de estupefacientes, al final de un juicio cuyas alternativas fueron publicadas en este diario. La causa se inició en agosto de 2005 y desde entonces ella está detenida en la Unidad Penitenciaria Nº5 de Rosario.

   No es la primera vez que esta mujer toma notoriedad pública. Ella es la madre de los primeros trillizos rosarinos del milenio. El 19 de enero de 2000, en el Hospital del Centenario, nacieron dos nenas y un nene. En esos días, Cardozo también ocupó las páginas del diario, pero por el feliz hecho del nacimiento múltiple.

Hoy, Día de la Madre, vive con dolor estar privada del contacto con ellos.

La caída. Personal de la Policía Federal allanó el 12 de agosto de 2005 el bar que Cardozo tenía en Rondeau al 4200, luego de que un joven denunciara que ella le había vendido estupefacientes en dicho lugar. “Cuando hicieron el procedimiento a mi no me encontraron ni droga ni plata”, afirmó la ahora condenada.

   Asimismo indicó que el secuestro de estupefacientes que hubo en esta causa se hizo en una casa de su propiedad en la vecina localidad de Capitán Bermúdez, pero que en ese momento estaba alquilada a otra persona. “La casa donde se incautó la droga en Bermúdez es mía, pero yo la tenía alquilada desde hacía mucho tiempo y jamás volví al lugar. No tenía ni la menor idea de lo que hacía el inquilino”, afirmó. En ese lugar, se incautaron 11 kilos de cocaína y 6,5 de marihuana.

   Cuatro de los principales personajes de este caso aún están prófugos. Uno de ellos es Esteban Ríos, esposo de Cardozo. Otro de los que no estuvo en el banquillo de los acusados fue Marcelo Di Rosa, amigo de Ríos y esposo de Nilda Peña, —también condenada en la causa—. Asimismo dos hermanos de apellido Sommer desistieron de presentarse al juicio oral y fueron declarados en rebeldía.

   Si bien sobre Peña también pesaban las mismas acusaciones que contra Cardozo, —tráfico de droga —, la defensa logró que a la primera la condenaran sólo a un año de prisión.

   “Es posible que no haya tenido la mejor defensa, pero de todas formas, creo que no había pruebas para condenarme casi a 10 años de prisión”, agregó Cardozo.

   Cargó contra los integrantes del tribunal que la juzgó. Si bien no embistió contra la jueza Laura Cosidoy que presidió el proceso, sí disparó contra los conjueces que participaron: Claudio Puccinelli y Adrián Spelta.

   “Quiero que me juzguen jueces constitucionales y no abogados que no son jueces”, apuntó Cardozo antes de señalar que uno de los conjueces “se rió todo el tiempo, no escuchó nada del juicio y no hizo ninguna pregunta. Mientras que el otro tampoco participó y miró para el otro lado todo el tiempo”.

   La condenada se preguntó: “Esos señores que no son jueces ¿pueden privarme de mi libertad y separarme de mis hijos casi diez años, sin siquiera conocer la causa?”. La referencia es personal de la mujer: el mecanismo de integración del tribunal con conjueces es algo reglamentario.

   Cardozo adelantó que el 22 de octubre su abogada Marta Macat apelará la resolución del tribunal. “Estoy dispuesta a llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación porque fui condenada injustamente y sin pruebas suficientes”.

Los chicos. Durante el primer tiempo en que Cardozo estuvo detenida en el penal de Ingeniero Thedy al 300 bis, cada noche uno de sus hijos iba a dormir con ella. Pero a medida que los niños fueron creciendo eso ya no le fue permitido. Ahora los chicos, que tienen 7 años, la visitan los domingos. “No quiero que vengan a este lugar y espero que la Justicia me permita un acercamiento a mi madre y a mis hijos en mi casa. Me gustaría poder verlos aunque sea una hora en mi hogar”, dijo la mujer que no pudo contener su angustia.

   Cardozo recalcó que no es culpable de los delitos que se le endilgaron y no ocultó su esperanza en que los tribunales de alzada “hagan justicia”.
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Sandra Cardozo proclama ser inocente y sentenciada con frágil evidencia.

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