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 miércoles, 12 de septiembre de 2007  
El clásico, lo de menos
La realidad de Newell’s y Central hace que sea más que nada un partido por el promedio

Gustavo Conti / Ovación

Nunca es triste la verdad. Falta muchísimo para el final de la temporada, pero lo que se ve es lo que hay. Newell’s y Central tienen un compromiso tan importante con la tabla que asusta, que pensar en que un triunfo ante el rival de toda la vida solucionará los males, sería una irresponsabilidad de la conducción. El clásico del domingo debe ser entendido entonces sin las histerias típicas, apenas como un partido de tres puntos, como todos los que vienen jugando.

Ayer Newell’s jugó como un equipo chico ante un rival que viene de la B Nacional y casi con los mismos jugadores. Tanto, que por más que le hayan empatado a ocho minutos del final, no fueron dos puntos perdidos sino uno rescatado. Se puede apuntar que venía con una seguidilla más extenuante que Tigre, pero...

Y Central, que tuvo la misma presencia el viernes en Banfield, intentó ser lo que le manda su historia ante un habitué en la lucha por el descenso como Gimnasia de Jujuy, pero no le dio el piné.

A esta altura, sobre todo por lo que Newell’s muestra fuera de casa, hay que entender porqué Marini pregonó que Ariel Zapata es titular indiscutible, pese a sus constantes problemas físicos.

También hay que comprenderlo a Ischia, cuando arriesga mandando al banco, y luego a la cancha, a experimentados como Messera y el Kily González, que están en similar desventaja física, aunque por no haber hecho la pretemporada ni casi haber trabajado con el grupo en lo que va del Apertura.

Central está peor que Newell’s en la tabla de posiciones, porque todavía no ganó en ocho jornadas y ayer desperdició una gran oportunidad, como antes tampoco pudo en el Gigante contra Olimpo, Huracán y Gimnasia La Plata, todos adversarios de menor jerarquía.

Pero Newell’s está peor en la tabla de promedios y ayer dio señales preocupantes en Tigre. En el Coloso le va bien, porque hasta mereció ganarle a Lanús, pero de visitante, cuando afloja la obligación del protagonismo y la iniciativa es del otro, muestra las miserias de la falta de juego asociado para imponerse. Y ayer pudo sumar la cuarta derrota consecutiva.

Todos los errores dirigenciales posibles ya fueron cometidos. Los refuerzos son los que vinieron y, salvo pocas excepciones, no superan la media de lo aconsejable para esta situación que se hizo más alarmante por la buena campaña con la que arrancaron los recién ascendidos.

Las condiciones de hoy son esas y no podrán modificarse, al menos hasta fin de año. Ninguno puede regalar nada entonces, como Marini en la rotación ante Arsenal (o hasta en haber cuidado ayer a Bernardello). O Ischia en tomar riesgos tácticos, como ante Colón.

En esa idea, un error sería pensar que el clásico lo será todo. Hoy, es lo de menos. l
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Un nuevo clásico entre Newell's y Central encuentra a los dos equipos rosarinos en una difícil situación.

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