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 sábado, 30 de junio de 2007  
El estudio del IIPE advierte sobre sobornos en las contrataciones y desvíos de fondos. Todo perjudica a los más pobres y a la calidad educativa
La corrupción en educación es un problema mundial
Un informe de la Unesco advierte sobre “docentes fantasma” y universidades ficticias

Marcela Isaías / La Capital

La Unesco no tiene dudas: la corrupción en la educación ya es un problema mundial. Aunque cueste convencerse de que la escuela y sus educadores puedan ser parte de un caso inmoral, los hechos hablan: desde compra de certificaciones hasta malversación de los fondos públicos.

El estudio de la Unesco abarca a más de 60 países, pero para hablar del tema no hay que irse muy lejos. El año pasado la opinión pública se escandalizó al enterarse que en Córdoba la compra de certificados con puntaje para avalar la carrera docente había alcanzado niveles increíbles. Es que si estas certificaciones de cursos hubieran sido reales, los docentes que las presentaron habrían pasado 8 horas diarias en los 365 días del año capacitándose.

No es un caso aislado, se suma a otros conocidos y silenciados en las aulas, como las carreras que prometen reconocimiento oficial y no lo tienen, “alumnos fantasma” que engrosan la matrícula escolar y permiten recibir más fondos para el comedor o mantener puestos docentes, y fraudes en los exámenes. O, como ocurrió a fines de la década del 80, con las llamadas “comisiones cruzadas”, donde una red de directivos y funcionarios encubrían y se beneficiaban con reemplazos inexistentes y compras para los comedores escolares.

De alguna manera, estos casos se inscriben en esta denuncia mayor que hizo la Unesco sobre corrupción en el ámbito educativo.

A través de su Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación (IIPE), la Unesco estudió esta problemática y la reunió en un informe.

El análisis, presentado el 7 de junio pasado en París, habla de cómo “la percepción ilegal de derechos de matrícula, los fraudes en los exámenes, las malversaciones de fondos, las licitaciones públicas amañadas y otras muchas corruptelas están socavando seriamente los sistemas de educación en el mundo”.

El trabajo está editado en inglés con el título “Corrupt schools, corrupt universities: What can be done” (“Escuelas corruptas, universidades corruptas: ¿qué se puede hacer?”), y fue realizado por Jacques Hallak y Muriel Poisson. Analiza la situación que rozan a la ética y a la corrupción a nivel mundial, propone medidas para enfrentar el problema, pero en especial destaca el costo que estos desvíos significan para los sistemas educativos.

“Esa corrupción generalizada no sólo cuesta a nuestras sociedades miles de millones de dólares, sino que socava seriamente los esfuerzos encaminados a proporcionar una educación para todos”, señaló en la presentación del informe el director general de la Unesco, Koichiro Matsuura.

Matsuura aseveró que la corrupción tiene sus consecuencias mayores entre los más desfavorecidos, priva a las escuelas de equipamientos, merma la calidad de la docencia y compromete el futuro de los jóvenes.



Sobornos y cohechos

En el trabajo se afirma que “las malversaciones de los fondos destinados por los Ministerios de Educación a las escuelas pueden representar, en algunos países, hasta el 80 % del total de las sumas asignadas a éstas por concepto de gastos no salariales”.

También que “los sobornos y cohechos en las contrataciones y los ascensos profesionales de los docentes inducen a una disminución de la calidad de la docencia, mientras que otros gastos ocultos contribuyen al aumento de los índices de deserción escolar”.

La investigación también llama la atención sobre lo que pasa a nivel de la enseñanza superior y afirma, por ejemplo, que entre 2000 y 2004 el número de universidades ficticias en internet pasó de 200 a 800.

Además de describir la situación de corruptelas, los autores proponen para enfrentar este mal, contar con “una mayor transparencia de los sistemas de reglamentación, un reforzamiento de las capacidades de gestión para mejorar la rendición de cuentas y una mejor apropiación del proceso de gestión”.

El pacto firmado por la Argentina con Transparency International (TI) para terminar con el fraude en la selección de libros de texto es el caso testigo citado en la investigación de la Unesco: “El Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Argentina, con la colaboración de TI, ha establecido un pacto de integridad para luchar contra los fraudes en la selección de libros de textos escolares. El pacto, suscripto por 48 empresas editoriales, establece una serie de reglas básicas para acabar con los sobornos en las contrataciones”.



Más transparencia

El acuerdo fija pautas más transparentes para el nombramiento de los miembros de la Comisión Asesora Nacional (CAN) “en la que se habían producido conflictos notorios de intereses a la hora de recomendar libros de texto a las provincias”. Para garantizar la imparcialidad de la CAN —dice el informe de TI del año 2005— cada miembro debe ahora presentar una declaración jurada con su historial profesional, donde debe indicar, por ejemplo, su currículum académico y vinculaciones laborales posibles con empresas editoriales.

Así, y luego de que se hicieron públicas estas declaraciones juradas, las empresas editoriales fueron invitadas a observar los postulantes a integrar la CAN. De acuerdo a las objeciones realizadas, el Ministerio de Educación dejó afuera de esa lista a la mitad de las personas que la componían. “Algunas fueron apartadas totalmente y otras sólo quedaron excluidas de determinados sectores y niveles de la enseñanza”.

Otras recomendaciones para enfrentar la corrupción citadas por el análisis del IIPE se refieren a la importancia de las auditorías por otras partes interesadas en el sistema educativo, como los padres, los sindicatos y otras organizaciones de la sociedad civil. También el acceso a la información de los manejos que se hace de fondos y trámites con el fin “de posibilitar la participación, la apropiación y el control de la sociedad”.

Igual, los autores advierten que “por encima de todo, los factores que tienen una influencia más decisiva en la lucha contra la corrupción son, evidentemente, la capacidad dirigente y la voluntad política en las más altas esferas gubernamentales”.
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