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domingo,
17 de
junio de
2007 |
"Después de Angel Guido, Rosario es el Monumento"
Alejandro Caprioglio es uno de los cuatro nietos de Angel Guido, el arquitecto que diseñó el Monumento a la Bandera. Y este año no será uno más para el. Llegó ayer a Rosario desde Goya (Corrientes), donde vive, con el objetivo de enseñarle por primera vez a su hijo Oliverio -un estudiante de arquitectura de 23 años- la obra de su bisabuelo.
"Me acuerdo de la casa de mi abuelo. Era muy grande y la teníamos como un museo", rememora Alejandro, quien tenía cuatro años cuando Guido falleció. "Tenía una inmensa colección de artistas. Había mucho de arte peruano, porque le fascinaba, y había cuadros impresionistas. También era muy amigo de Leopoldo Lugones, Lisandro de la Torre, Sebastián Soler y Rafael Bielsa", señaló.
Angel Guido tuvo tres hijas: Beatriz, afamada escritora; Berta, dedicada a la pintura y María Esther. De la segunda nacieron dos vástagos: Mario y Alejandro.
En esa casa los niños participaban de las tertulias culturales con los grandes pensadores de la época, y la abuela les hacía representar obras. "Las hacíamos con mi hermano" dice Alejandro y asegura: "Mi abuelo era un gran hombre, bondadoso en su casa y a la vez muy entregado a su trabajo. Era arquitecto, ingeniero e inventor, además de tener afición por las letras".
"El tema del Monumento lo obsesionaba", señala y teje su impresión al respecto: "Creo que vislumbraba lo que iba a ser esa obra para Rosario".
"Uno se acostumbra a las cosas grandes, y eso es un poco lo que me pasó", confiesa y se muestra convencido de que la obra de su abuelo durará miles de años. "Sé que después de Guido, Rosario es un monumento y el Monumento es Rosario", concluye con un orgullo incontenible por su memorable ancestro.
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