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 domingo, 27 de mayo de 2007  
Newell's igualó 4 a 4 con el campeón Estudiantes

Mauricio Tallone / Ovación

El buen partido que hizo ante San Lorenzo invitaba a poner las manos en el fuego por Newell’s. También se esperaba que el equipo de Marini le hiciera honor a su fama de rendidor de visitante. Lo que costaba imaginar era que enfrentara con tanta entereza la adversidad nada menos que ante Estudiantes, hasta anoche la mayor amenaza que tenía el puntero del torneo.

  Lo de Newell’s resultó paradójico porque primero necesitó verse en la cornisa para convencerse que podía dar el salto. Se habían jugado 20’ y Newell’s ya le había dado la razón a los malos presagios que indicaban que marcharía inexorablemente a una derrota. De hecho, los goles de Pavone y Calderón reforzaron esa idea. Fue un lapso en el que Newell’s acató la sensación de equipo mal pisado de entrada.

  Pero para asomar la cabeza en la desgracia, Newell’s se agarró de Pablo Pérez. El volante fue el jugador más importante del partido. Una amarra para sus compañeros y el ancla que progresivamente hundió a Estudiantes en sus ambiciones. Descontó con un taco precioso y luego marcó el camino que desembocó en el empate de Zapata (pegó en el hombro de Cejas). Newell’s ya era otro. Lograba imponerse en la puja psicológica, en ese duelo inasible que supera la dinámica del juego. Entonces, encontró la fuerza anímica para imponer condiciones en un terreno favorable. Y quién mejor que Pérez para sacarle máxima rentabilidad a su noche, definiendo con un remate cruzado tras un centro de Zapata.

  El tercero rojinegro cayó como plomo sobre las ilusiones de Estudiantes. Aunque quedaba más de medio tiempo, el resultado no tenía pinta de sentencia. Es que el campeón, obligado por la situación, expuso su vergüenza deportiva y llegó a la igualdad con un cabezazo de Pavone que Aguirre no pudo sacar. Otra pelota parada aprovechada, otro martirio para Newell’s.

  Si algo no debía hacer el equipo de Marini en ese momento era ofrecer la mejilla, pero no sólo lo hizo sino que Piatti lo cacheteó con una definición exquisita. Lo que vino después fue de corte dramático, porque al envión de Estudiantes se le sumaron varias respuestas de Newell’s. Ahí se lo perdió Cardozo pero al que no le tembló el pulso para dejar al pincharrata sin escapatoria fue otra vez a Pérez.

  Newell’s, que hace rato que no tiene parte en el Clausura, se dio el gusto de un acaudalado. Puso a Estudiantes en situación de riesgo en el campeonato y, al menos hasta hoy, lo desnudó ante su gente. Le quitó el ropaje de candidato a pelearle el título a San Lorenzo. l
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Pérez, que hizo tres, achica las diferencias. Husaín lleva la pelota al mediocampo.

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