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domingo,
28 de
enero de
2007 |
Un año fatal para los
habitantes de la Franja
Tel Aviv/Gaza. - La victoria electoral del movimiento radical islámico Hamas sacudió hace un año el polvorín de Medio Oriente como un terremoto. Desde entonces, esta dramática decisión ha supuesto para los ciudadanos palestinos el aislamiento internacional y un nivel de vida todavía peor que el que tenían.
Hamas y su rival, el Al Fatah del presidente Abbas, se disputan el poder en las calles de forma cada vez más brutal, en tanto que sus líderes continúan esforzándose en formar un gobierno de unidad nacional.
"Los ciudadanos están frustrados, no hay salarios, ni electricidad, ni agua, ni trabajo, ni libertad de movimiento", se queja el estudiante Jaled al Attar, de 22 años, en Gaza. "Sólo tenemos el bloqueo, luchas internas, un caos en seguridad y pobreza", añade.
Para Mohammed al Kitnani, de 28 años, Al Fatah (al que él mismo pertenece) fue el responsable de la victoria electoral de Hamas el 25 de enero de 2006, debido a su corrupción. "Pero un año después, el apoyo a Hamas en las calles ha disminuido", opina, al igual que las encuestas. "Si ahora se celebraran elecciones, Al Fatah sería el ganador". Según el joven, los palestinos "aprendieron una dura lección y se dieron cuenta de que Hamas no les puede traer una vida mejor".
La comunidad internacional intenta pasar por alto a los representantes de Hamas y establecer contactos directos con Abbas. Este fin de semana Israel transfirió directamente al presidente unos 100 millones de dólares provenientes de impuestos retenidos, para que Hamas no pueda acceder a ellos. Ante el boicot, los representantes de Hamas se ven obligados a pasar dinero de contrabando por las fronteras. Sin embargo, y pese al apoyo internacional, el partido de Abbas no disfruta de demasiados simpatizantes en la Franja de Gaza, tradicional bastión de Hamas. Otra es la situación en Cisjordania.
Para Samir al Dahshan, miembro de Hamas y empresario, la única salida a la desoladora situación es la formación de una gran coalición entre el movimiento islámico y Al Fatah. "No tenemos otra elección".
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