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 domingo, 28 de enero de 2007  
No sabemos amar

El enriquecimiento erótico no se aprende en ningún curso teórico. Se desarrolla en una espiral constante y dura toda la vida, si subsiste el interés y es entendido como proceso con la pareja, dada la subjetividad del placer. Florece con el afinamiento de la sensibilidad, como expresiones y variaciones del placer deseado, siguiéndole el ritmo al deseo, a la excitación y dejando correr la ternura. Soltarse, moverse, danzar con la fluidez del sentir, como acompañarle el ritmo al viento...

La mayoría de nosotros tenemos temor a la intimidad, no sabemos amar, por que no sabemos amar en libertad; o no nos animamos a pensar que contamos con una enorme capacidad de trascendernos a través del amor. Tampoco nos han educado para hacerlo.

Como dice Laria Lady Londoño. Si amar es libertad, encerrarlo es matarlo, restringirlo. Tal vez allí radiquen las explicaciones del panorama desolador de muchas relaciones de pareja, que se inician para luego degenerar en un alto porcentaje de odios, enemistades, violencia, daños a la salud, esos que un día se creyeron enamorados y luego transformaron esa relación en hermandad, hastío o indiferencia.

La seducción es siempre un bello desafío. El olfato, la visión, el tacto, los gestos sonoros, movimientos y aditamentos como la ropa, son componentes importantes de la estructura de la atracción de la pareja.



Cristina Granero, sexóloga

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