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miércoles,
27 de
diciembre de
2006 |
Concierto
y respeto
He observado de siempre, que es frecuente que quienes contestan en esta sección de Cartas de los Lectores, tienen una marcada tendencia a irse por las ramas, por decirlo de una manera elegante. Y digo esto, porque en una carta publicada por la señora Liliana Nartallo y titulada “Conservar el respeto” me acusa, no queda claro, si de apropiarme de la Navidad o del Monumento a la Bandera. Tengo claro que la Navidad pertenece a todos los cristianos y el Monumento a todos los argentinos. Ahora bien, referido a lo que esta señora califica como “el evento que él se adjudica como propio”, le diré que si bien eso no es cierto, sí es cierto que tengo bastante que ver, con otros muchos, con “Cantemos la Navidad”, algo único en el país. La idea de revertir el típico concierto navideño y transformarlo en un acto de participación masiva —que ya supera las 15.000 personas en Rosario y superó las 6.000 en Córdoba en local cubierto— surgió hace ya más de 30 años. El planteo original sigue los lineamientos de una corriente que es crítica de los espectáculos de masas de carácter pasivo, característico de los eventos deportivos, donde decenas de miles de espectadores se dedican a observar la actividad que realiza un puñado de jugadores. Esta idea la fuimos perfeccionando en principio con la gente de Pro Música y luego con la gente de “La Segunda”, muy particularmente con Hugo Tallone, Alberto Grimaldi y Roberto Moreno Condis. No entiendo cuál es la falta de respeto en todo esto. Usted se da por aludida si considera que “Rosario canta la Navidad” es una imitación de “Cantemos la Navidad”, y es por cierto una apreciación que corre por su cuenta. No sé tampoco a qué viene la detallada descripción de “Rosario canta la Navidad”. Como veo venir la cosa, me parece conveniente aclarar aquí que no tengo, ni he tenido nunca, nada en contra de Cáritas ni en contra de los actos benéficos. Entiendo menos aún su referencia al diario La Capital. Soy un firme defensor de la libertad en general y de la libertad de prensa en particular, ello implica que la selección valoración y forma de presentar las noticias es potestad que caracteriza a la prensa libre, en este caso a La Capital, y espero que así sea por los siglos de los siglos. Sigo sin entender lo de “conservar el respeto”; lo he intentado pero no me sale. Resumiendo: no entiendo nada.
Cristián Hernández Larguía
LE. 3.687.935
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