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domingo,
17 de
diciembre de
2006 |
Turf: Toda la gloria para Storm Mayor
El pupilo de Juan Bianchi ganó por segunda vez consecutiva la prueba insignia de nuestra hípica
El galopador Storm Mayor volvió a ganar el Gran Premio Carlos Pellegrini, como lo había hecho en la edición de 2005. Esta vez la victoria fue sobre la yegua peruana Shuaily, a la que precedió por 3/4 de cuerpo en un tiempo de 2' 23'' 80c para alcanzar la hazaña del caballo Filón vencedor en la década de los años 40, el último de los pocos grandes ejemplares en obtener un doble halago.
Bajo la conducción del jockey uruguayo Julio César Méndez, Storm Mayor, puso en juego una vez más su calidad para correr las pruebas de aliento, erigiéndose sin lugar a dudas en el mejor stayer de nuestra hípica. En la carrera, el pupilo de Juan Bianchi que presenta en forma interina Roberto Desvard, vino accionando como lo hacen los buenos, al son de la banda, en éste caso del cuco de la prueba Cirque Du Soleil ganador reciente del clásico Provincia de Buenos Aires en igual tiro y escenario a fines del mes anterior.
Lo hizo desde unos 4 cuerpos al comienzo, y luego, le abrevió esa diferencia a sólo un par, cuando se le arrimó a él por dentro Erdosain, y quedaban un tanto más atrás: Sixty Finder, Body Gold, Gran Estreno y Capo Pete en los puestos más cercanos al vanguardista.
Metros más adelante, ya en el último codo, Méndez lo fue arrimando más a Cirque Du Soleil, quien al desembocar en la recta estaba separado por 1 cuerpo solamente, y desde atrás abanicaban en busca de mejores carriles Gran Estreno, Mr. Fun, y se empezaban a arrimar De Pizarra y Taconic.
A todo esto, la yegua peruana Shuaily aún venía a la retaguardia del lote, sumamente lejos, haciendo por entonces que sus boletos valiesen poco y nada, y con presagios para los suyos de que su performance no iba a pasar de ser intrascendente.
En plena recta, Storm Mayor, acompaño a Cirque Du Soleil por 200 metros, y después, se convirtió en dominador, cuando en los últimos 300 metros una "trilogía" de cuerpos que arriba le posibilitaron llegar ileso al disco, ante el fulmíneo avance de la hembra peruana que a esa altura de la carrera era un misil.
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